UNA ENSEÑANZA PARA RECORDAR
Eclesiastés
es un título griego que se escribe kohelet en hebreo.
Y que se
utilizó de una versión de la Biblia que se llama la Septuaginta.
Siendo esta
una traducción del antiguo testamento, del hebreo al griego.
Aunque
no se encuentra registrado el nombre de Salomón en el libro, existen muchos
factores que indican que él es el autor, y se cree que este fue el último libro
que escribió, precisamente en los últimos días de su vida.
El tema
principal de este libro es a cerca del verdadero propósito de la vida, en las propias
palabras del hombre más sabio que ha existido.
Y Dios fue
quien le concedió dicha sabiduría, la cual lo llevó a obtener abundancia de
bienes, riquezas y muchas esposas.
Este
libro se acostumbra leer en la temporada de la fiesta de los tabernáculos.
Esta
fiesta consiste en hacer salirse al campo y elaborar una casa temporal a base
de ramas de árbol.
La idea es
pasar la mayor parte del día en este lugar, fuera de nuestra casa habitual, con
la finalidad de recordar que somos extranjeros en esta tierra, que la vida se
acaba con mucha rapidez, y que todo es temporal.
En otras palabras: Que nada nos
pertenece.
La
instrucción es hacerlo durante 7 días.
De esta
manera recordaremos la vanidad de la vida, y lo absurdo de fundar todas
nuestras esperanzas en el aquí y en el ahora.
Analicemos
pues el capítulo 1 de Eclesiastés.
Eclesiastés 1:1 Estas son las palabras del
Maestro,* hijo del rey David y gobernante de Jerusalén.
Salomón es
uno de los hijos que David tuvo con Betsabé, rey en Jerusalén.
Es
interesante que toda esta gran sabiduría sale de Jerusalén, lugar que Dios
escogió para instruir a todas las naciones, tal como dice:
Miqueas 4:2 Vendrá gente de
muchas naciones y dirá: «Vengan, subamos al monte del SEÑOR, a la casa del Dios
de Jacob. Allí él nos enseñará sus caminos y andaremos en sus sendas». Pues la
enseñanza del SEÑOR saldrá de Sión; su palabra, de Jerusalén.
Eclesiastés 1:2 Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades,
todo es vanidad.
Cuando
leemos en la Escritura dos palabras conectadas como ‘vanidad de vanidades’,
‘rey de reyes’ y Señor de Señores etc.
Podemos
ver que hay un hebraísmo que significa ‘lo máximo de lo máximo’.
Por ejemplo: ‘Cantar de los Cantares’ significa que es el ‘máximo cantar’ de todos los cánticos que
contiene la Biblia.
Por
consiguiente la palabra Vanidad
que en hebreo es ‘hebel’, significa Vapor, humo, respiración, aliento, aire, en
otras palabras, Nada.
Y ‘Vanidad de
vanidades’: quiere decir la máxima nada.
Dicho de
otra manera: el
máximo vacío.
Ósea que todo
es vapor, nada.
Hasta aquí,
sería un mensaje digno de deprimirse cualquiera.
Pero la
clave viene a continuación.
Así
que leamos.
Eclesiastés 1:3 ¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se
afana debajo del sol? Ningún provecho existe ‘debajo del sol’.
Observemos que
salomón nos muestra que mediante el afán, nada positivo obtendremos, y que todo
es simplemente un desperdicio de nuestro tiempo.
Por eso la mejor
manera para enseñar a alguien lo que es algo, es enseñar lo que no es.
Justo fue
lo que hizo Salomón.
Antes de
que Salomón nos explique cuál es el propósito de la vida, primero nos enseñará todo
lo que no es el propósito de la vida.
Nos enfrentará
a lo que hasta ahora pensábamos nos iba a traer felicidad, siendo que es otra
la verdadera realidad.
Eclesiastés 1:4 Generación va,
y generación viene; más la tierra siempre permanece.
La tierra es
como un hotel, constantemente cambia de huéspedes.
Tomando esto
en cuenta, es muy absurdo pasarnos la vida invirtiendo en algo temporal.
Sería
comparable a llegar a un hotel, donde nos hospedaremos solo por una semana, y durante
nuestra estancia invertimos en la decoración de la habitación que pronto
dejaremos de usar.
Cuantas
personas están invirtiendo en algo que aún no les pertenece.
Y
muchas siguen como si fuera una enfermedad cancerígena, fiando y sacando a
crédito algo que posiblemente, no llegue ni a pagar, pero que será el comienzo
de una agonía interminable y hereditaria.
Es mejor
pagar algo en su totalidad y sentir satisfacción, que adquirir algo a crédito
que genere aflicción y preocupación.
Eclesiastés 1:5-8 Sale el sol,
y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta. El
viento tira hacia el sur, y rodea al norte; va girando de continuo, y a sus giros
vuelve el viento de nuevo. Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al
lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo. Todas las
cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el
ojo de ver, ni el oído de oír.
Aquí
menciona que realmente todo llega a ser aburrido.
Pudiera ser
que en ocasiones nos encontremos en alguna reunión y llega un momento en que la
conversación se torna aburrida, sobre todo cuando gira en torno a lo material, o
en la última adquisición material, anécdotas personal, etc.
Siempre
llegará un punto en el que nos aburre algún tema, por más interesados que
hayamos estado en un principio.
La razón
por la que sucede esto, es porque Dios nos creó con un alma, en la cual sopló
aliento de vida y nuestra alma fue creada para ser alimentada por la palabra de
Dios, y nunca por la filosofía humana.
Deuteronomio
8:3 Sí, te humilló permitiendo que pasaras hambre y luego alimentándote con
maná, un alimento que ni tú ni tus antepasados conocían hasta ese momento. Lo
hizo para enseñarte que la gente no vive sólo de pan, sino que vivimos de cada
palabra que sale de la boca del SEÑOR.
Mateo 4:1-4 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser
tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta
noches, tuvo hambre. Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios,
di que estas piedras se conviertan en pan. Pero Jesús le dijo: —¡No! Las Escrituras dicen: “La gente no
vive sólo de pan, sino de cada palabra que sale de la boca de Dios”*.
Fuimos creados
para ser alimentados de la palabra de Dios.
Puede darse
el caso que estemos asistiendo a un lugar donde escuchemos estudios de la Biblia.
Pero si llega
el momento en que la palabra de Dios, no nos está saciando, debemos comprender
de inmediato, que es el espíritu del mundo, el que no permite que crezcamos
bajo el conocimiento de Dios.
1Corintios
2:11-14 Nadie puede conocer los pensamientos de una persona
excepto el propio espíritu de esa persona y nadie puede conocer
los pensamientos de Dios excepto el propio Espíritu de Dios. Y nosotros hemos recibido el Espíritu de Dios
(no el espíritu del mundo), de manera que podemos conocer las cosas
maravillosas que Dios nos ha regalado. Les decimos estas cosas sin emplear palabras que provienen de la sabiduría humana. En
cambio, hablamos con palabras que el Espíritu nos da, usamos las palabras del
Espíritu para explicar las verdades espirituales.* Pero los que no son espirituales* no pueden recibir esas
verdades de parte del Espíritu de Dios. Todo les suena ridículo y no
pueden entenderlo, porque sólo los que son espirituales pueden entender lo que
el Espíritu quiere decir.
Como
podemos apreciar, los que somos espirituales y que realmente prestamos atención
a la Biblia con el propósito de serle fiel y obediente a Dios, nos deleitamos
cada días más con sabiduria al estudiarla y de esa manera llega el momento en que
no nos conformamos con cualquier cosa, sino que deseamos profundizar más en
ella y así nos volvemos más analíticos para no ser engañados por la filosofía
humana.
Colosenses 2:8-9 No permitan que nadie los atrape con
filosofías huecas y disparates elocuentes, que nacen del pensamiento humano y de
los poderes espirituales* de este mundo y no de Cristo. Pues en Cristo habita toda la plenitud de Dios en un
cuerpo humano.*
Una de los
grandes errores en los que ha caído la iglesia, es tratar de atraer a la gente
para que oiga la palabra de Dios con entretenimiento y con todo tipo de
espectáculos, dejando de lado las instrucciones que provienen de la palabra de
Dios.
Eso es un
grave error, ya que existe un gran riesgo mundano.
Y existe un
gran riesgo que se corre al hacer eso, pues ‘el ojo nunca se sacia de ver, ni
el oído de oír’.
Dicho en otras palabras: El público cada vez va a demandar más y mejores espectáculos.
Finalmente
llegara el momento en que ya nada los llena, porque están saciados de los
deleites y tradiciones mundanas, disfrazadas de evangelismo, y es entonces cuando
pierden interés en seguir congregándose, pues siguen sintiendo atracción por el
mundo y se mantienen en un vacío interior, sin saber verdaderamente que lo que
realmente estaban anhelando era ser saciados por la palabra de Dios.
Eclesiastés 1:9 ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido
hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol.
Iglesia, ya
todo está escrito desde el principio.
Y afortunadamente
todos formamos parte de un plan divino.
Hay
un principio básico que es: Si algo está en la Biblia, no es nuevo, y si es
nuevo, no está en la Biblia’.
Esto
puede ser alentador pues nos damos cuenta que Dios no cambia.
Que Dios siempre
ha estado y estará ahí.
Pero
también puede ser un poco desalentador, pues en ocasiones podemos pensar que
tenemos una nueva revelación de la Biblia, y al empezarlo a compartir y al
investigar, nos topamos con que es algo de lo que se ha venido hablando desde
siglos atrás.
El aspecto
positivo de esto, es que nos sirve de confirmación respecto a nuestra nueva
revelación.
Eclesiastés 1:10-11 ¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue
en los siglos que nos han precedido. No hay memoria de lo que precedió, ni
tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después.
Si hemos
llegado a pensar que cada vez que obtengamos algo material, eso será lo que nos
traerá un mayor gozo a nuestra vida, realmente no es así.
Siempre
llega un momento en que todo nos va a llegar a hastiar, es algo que se repite
constantemente.
Eclesiastés 1:12-14 Yo el Predicador fui rey sobre Israel en Jerusalén. Y di mi
corazón a inquirir y a buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo
del cielo; este penoso trabajo dio Dios a los hijos de los hombres, para que se
ocupen en él. Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo
ello es vanidad y aflicción de espíritu.
Salomón menciona
que se dedicó a investigar todas las obras que se hacen debajo del cielo.
Su
conclusión fue que todo es vacío, nada.
Es decir: aflicción de espíritu.
Si
analizamos el caso de los hijos de personas con mucha riqueza, y todo lo
obtienen de manera inmediata, ya nada les causa sorpresa, y al tener todo lo que
desean, se desilusionan mayor número de veces y tienden más a la depresión, que
los hijos de personas con bajos recursos.
Mientras
más tenemos posibilidad de obtener todo lo que deseamos, tendremos mayor
aflicción, desgaste, hastío.
En
otras palabras: El
vacío interno va en aumento.
Cuando
estamos limitados para conseguir lo que queremos, al menos tenemos la ilusión
por obtenerlo y eso nos motiva a seguirnos esforzarnos.
Precisamente
este esfuerzo que aplicamos es el que hará que disfrutemos más cuando lleguemos
a alcanzar nuestro objetivo en la presencia de Dios.
Eclesiastés 1:15 Lo torcido no se puede enderezar, y lo incompleto no puede
contarse.
Aquí
podemos citar el caso de los gobiernos.
En cada
campaña ofrecen cosas nuevas, pero en la realidad es algo que no les será
posible cumplir al 100%
Eclesiastés 1:16-18 Hablé yo en mi corazón, diciendo: He aquí yo me he engrandecido,
y he crecido en sabiduría sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalén;
y mi corazón ha percibido mucha sabiduría y ciencia. Y dediqué mi corazón a
conocer la sabiduría, y también a entender las locuras y los desvaríos; conocí
que aun esto era aflicción de espíritu. Porque en la mucha sabiduría hay mucha
molestia; y quien añade ciencia, añade dolor.
Salomón fue
alguien que se dedicó a estudiar, y adquirir el mayor conocimiento posible.
Sin embargo
descubrió que nunca alcanzaría el conocimiento total.
Hoy
en día los creyentes ni siquiera se les dan por coger la palabra de Dios y
estudiarla.
Ya
que estos en la actualidad son como loros o guacamayos que repiten lo que oyen,
sin tener un fundamento bíblico.
Si
realmente estudiaran la palabra, estos se someterían con temor a Dios en
obediencia y fidelidad.
Salomón, mientras
más se hacía sabio, más se percataba de la gran cantidad de información que le faltaba
por adquirir.
Por otro
lado, genera una gran frustración creer que mientras más sabemos, estaremos
mejor capacitados para solucionar todos nuestros males y los males de los
demás.
Pero
viéndolo desde la perspectiva debajo del sol, descubrimos que no es así, pues
el conocimiento que trasciende, jamás nos traerá toda la riqueza.
Solo
sucederá esto cuando nuestra prioridad sea el glorificar a Dios, y ponerlo a Él
sobre todas las cosas, en Primer lugar.
Cuando
Salomón pidió sabiduría, lo hizo enfocado a poder gobernar sobre el pueblo.
La
sabiduría no tiene ningún fin si va enfocada solamente a llenarnos de
conocimiento.
Sería
similar a aguas estancadas, que solamente cuando la dejamos que fluya hacia los
demás es cuando realmente trae satisfacción, de lo contrario es que causa dolor.
Gracia y Paz.
Pastor y Administrador, Rogers
Infante H.
Que Dios te bendiga.
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