INTENTELO Y SABRAN QUIEN ES DIOS.
SEÑOR gracias por
este nuevo día, hoy venimos a ti, con un corazón dispuesto para agradarte,
encontrando en ti nuestro refugio que hace de nosotros personas seguras en
nuestro diario caminar.
Nos colocamos en tu
presencia para que nos guíes conforme a tu voluntad y no a la nuestra,
entendiendo que tú presencia estas con nosotros, librándonos de todo mal y
extendiendo tu mano para nuestra pronta ayuda. Amen.
Busquemos:
Apocalipsis 2:1-4 »Escribe esta carta al ángel*
de la iglesia de Éfeso. Éste es el mensaje de aquél que tiene las siete
estrellas en la mano derecha, del que camina en medio de los siete candelabros
de oro: »Yo sé todo lo que haces. He visto tu arduo trabajo y tu paciencia con perseverancia.
Sé que no toleras a la gente malvada. Has puesto a prueba las pretensiones de
ésos que dicen ser apóstoles pero no lo son. Has descubierto que son
mentirosos. Has sufrido por mi nombre con paciencia sin darte por vencido. »Pero
tengo una queja en tu contra. ¡No me amas a mí ni se aman entre ustedes como al
principio!* ¡Mira hasta dónde has caído! Vuélvete a mí y haz las obras que
hacías al principio. Si no te arrepientes, vendré y quitaré tu candelabro de su
lugar entre las iglesias.
El cristiano
verdadero y sabio, escucha pacientemente con sus oídos espirituales lo que el
Espíritu de Dios le dice.
El
escuchar al espíritu de Dios, por medio de la palabra debe ser tan necesario
para la vida del creyente, así como fue en el primer siglo en la iglesia
primitiva.
Alguien que escucha
y sigue la voz del Espíritu de Dios, no necesita sentir miedo, ni temor, ni
mucho menos andar en preocupación y excusas.
Porque un verdadero
hijo de Dios, discierne el engaño que lleva a la apostasía y este al ver dicho
engaño, automáticamente se aparta.
Dicho de
otra manera,
El Espíritu de Dios, le indicara al cristiano a
donde debe ir.
Y Cristo estando
plenamente en el corazón de este creyente, lo conducirá en sabiduría y al mismo
tiempo hará que este crezca en las cosas de Dios, el cual hace surgir iglesias
sanas, vibrantes, llenas de amor, obediencia, fidelidad y de Espíritu.
Cuando un cristiano
anda en las sendas del Hijo de Dios, este es capaz de llevar el mensaje de
Jesús a todo el mundo, sin avergonzarse del Evangelio.
Romanos 1:16-20 Pues no me avergüenzo de la Buena Noticia acerca de Cristo, porque es
poder de Dios en acción para salvar a todos los que creen, a los judíos primero
y también a los gentiles.* Esa Buena Noticia nos revela cómo Dios nos hace
justos ante sus ojos, lo cual se logra del principio al fin por medio de la fe.
Como dicen las Escrituras: «Es por medio de la fe que el justo tiene vida»*. Pero
Dios muestra su ira desde el cielo contra todos los que son pecadores y
perversos, que detienen la verdad con su perversión.* Ellos conocen la verdad
acerca de Dios, porque él se la ha hecho evidente. Pues, desde la creación del
mundo, todos han visto los cielos y la tierra. Por medio de todo lo que Dios
hizo, ellos pueden ver a simple vista las cualidades invisibles de Dios: su
poder eterno y su naturaleza divina. Así que no tienen ninguna excusa para no
conocer a Dios.
Cuando leemos unos
versículos como estos, debemos saber que Jesús, debe estar por encima de todo
cuanto nos rodea aquí en la tierra.
Porque solo ÈL, nos
fortalece constantemente con las cosas que Dios ha sembrado en nuestro corazón.
Por eso
es muy importante arrepentirnos de cualquier pecado, y al mismo tiempo debemos enmendar cualquier error que hayamos
cometidos, para que de esa forma podamos caminar más seguros por la Senda del
Espíritu de Dios.
Solo así podemos
entender que las buenas obras no siempre indican la condición verdadera del
corazón, pero un buen corazón lleno de amor por Jesús produce buenas obras.
1Reyes 2:3-4 Cumple los requisitos del SEÑOR tu Dios y sigue todos sus caminos.
Obedece los decretos, los mandatos, las ordenanzas y las leyes que están
escritos en la ley de Moisés, para que tengas éxito en todo lo que hagas y
dondequiera que vayas. Si lo haces, el SEÑOR cumplirá la promesa que me hizo
cuando me dijo: “Si tus descendientes viven como debe ser y me siguen
fielmente, con todo el corazón y con toda el alma, siempre habrá uno de ellos
en el trono de Israel.”
Escuche esto que es
muy importante para aquel que camina en la fidelidad y obediencia ante nuestro
Dios Padre y su Hijo Jesús.
Dios
quiere que vivamos una vida conforme a sus planes y propósitos.
Dios
desea que de acuerdo a sus enseñanzas a través de la Palabra nos sometamos a
ella, para encontrar la verdadera prosperidad que ÈL desea para nosotros.
Tenga muy presente
que Jesús, estando en nuestro corazón, guardará lo establecido por Dios. Esto lógicamente implica obediencia en todas las áreas de
nuestra vida.
Porque el
conocimiento de Dios, dispone nuestra mente activa, para llevar al corazón este
sentir de permanecer cada día más cerca de su presencia, y permitirnos andar
conforme a su voluntad, con la seguridad de que no quitara su mano de nuestras
vidas.
Salmo 90:1-12 Señor, a lo largo de todas
las generaciones, ¡tú has sido nuestro hogar!
Antes de que nacieran las montañas, antes de que dieras vida a la tierra
y al mundo, desde el principio y hasta el fin, tú eres Dios. Haces que la gente
vuelva al polvo con sólo decir: «¡Vuelvan al polvo, ustedes, mortales!». Para
ti, mil años son como un día pasajero, tan breves como unas horas de la noche.
Arrasas a las personas como si fueran sueños que desaparecen. Son como la
hierba que brota en la mañana. Por la mañana se abre y florece, pero al
anochecer está seca y marchita. Nos marchitamos bajo tu enojo; tu furia nos
abruma. Despliegas nuestros pecados delante de ti —nuestros pecados secretos —y
los ves todos. Vivimos la vida bajo tu ira, y terminamos nuestros años con un
gemido. ¡Setenta son los años que se nos conceden! Algunos incluso llegan a
ochenta. Pero hasta los mejores años se llenan de dolor y de problemas; pronto
desaparecen, y volamos. ¿Quién puede comprender el poder de tu enojo? Tu ira es
tan imponente como el temor que mereces. Enséñanos a entender la brevedad de la
vida, para que crezcamos en sabiduría.
Cuando un creyente
limita su mente en los asunto de Dios Padre, este creyente nunca explorara la
grandeza de DIOS en su conocimiento.
Por eso
muchas veces, el creyente que actúa de esa forma tan negativa, siente que vive
en derrota y sin aliento.
Dicho de otra manera, Es como si dudaran
del Poder de Dios, ya que lo ponen más pequeño que este mundo. Y no
solo lo ponen pequeño, sino que ignoran a su Hijo
Jesús en la forma como estos viven.
Cuando esto sucede,
el creyente se olvida de que es Dios mismo, quien suple nuestras necesidades.
Dios en su
sabiduría, tiene la solución perfecta para que nuestros problemas se vean como
nada.
No olvidemos que Él es DIOS y lo será por siempre.
Nosotros algún día
partiremos de este mundo, pero los que caminaron en obediencia y fidelidad ante
Él, descansan confiadamente, refugiados en su corazón, porque le hemos amado y Él
nos amara por siempre.
De ahí
que cuando veamos que el problema intenta ser muy grande en nuestra vida y no
le vemos la salida, debemos confiadamente entregarle nuestra preocupaciones al
SEÑOR y confiemos en que Él nos dará la solución, por nuestra obediencia y
fidelidad ante Él y su Hijo Jesús.
2Samuel 22:33-37 Dios es mi fortaleza firme, y hace perfecto mi camino. Me hace andar tan
seguro como un ciervo, para que pueda pararme en las alturas de las montañas. Entrena
mis manos para la batalla; fortalece mi brazo para tensar un arco de bronce. Me
has dado tu escudo de victoria; tu ayuda* me ha engrandecido. Has trazado un
camino ancho para mis pies a fin de evitar que resbalen.
Iglesia, Fuera de
nuestro DIOS nada podemos hacer.
Recuerde que Él es
quien nos da la victoria, impregnándonos de su poder, de su fuerza.
Cuando nos
encontramos desanimados, solo Él nos fortalece, por medio de Cristo.
Jesús es
el Camino, La Verdad y la Vida.
Él es la luz que
nos conduce con firmeza a la Palabra de Dios Padre.
Solo así podemos permanecer
en su senda.
La garantía de ser
obediente y fiel a la Palabra de Dios, nos permite andar seguros, porque EL
SEÑOR nos sostiene, para vivir en vida espiritual y no en la nuestra, que es
terrenal.
Génesis 12:1 El SEÑOR le había dicho a
Abram: «Deja tu patria y a tus parientes y a la familia de tu padre, y vete a
la tierra que yo te mostraré.
Dios le dijo a
Abrahám, vete, a otro lugar geográfico.
Y hoy por medio de
su palabra nos dice “vete” de este mundo y busca mi presencia.
Lo que trato de
decirles a ustedes, es que Dios quiere que busquemos primeramente su Reino.
Y ese Reino que
algunos siguen esperando, quiero decirles que ese Reino ya llego hace mucho
tiempo.
Mateo 3:1-2 En esos días, Juan el
Bautista llegó al desierto de Judea y comenzó a predicar. Su mensaje era el
siguiente: «Arrepiéntanse de sus pecados y vuelvan a Dios, porque el reino del
cielo está cerca*». Juan estaba
hablando de Jesús, el Hijo de Dios.
Mateo 4:17 A partir de entonces, Jesús comenzó a predicar: «Arrepiéntanse de sus
pecados y vuelvan a Dios, porque el reino del cielo está cerca*». Jesús se
estaba mostrando así mismo como la entrada a ese Reino de Dios.
Lucas 10:8-11 »Si entran en un pueblo donde los reciben bien, coman todo lo que les
ofrezcan. Sanen a los enfermos y díganles: “El reino de Dios ahora está cerca
de ustedes”. (Aquí se
habla de Evangelización) Pero, si un pueblo se niega a recibirlos bien, salgan a
las calles y digan: “Nos limpiamos de los pies hasta el polvo de su ciudad para
mostrar que los abandonamos a su suerte. Y sepan esto: ¡el reino de Dios está
cerca!”.
Cuando
el pueblo no acepta la palabra de Dios y vive excusándose para no obedecer, ni hacer
la obra de Dios, Dios los abandona a su suerte, porque Jesús, quien vino a
mostrarnos ese Reino, no está en ello.
Mateo 13:31-33 La siguiente es otra ilustración que usó Jesús: «El reino del cielo es
como una semilla de mostaza sembrada en un campo. Es la más pequeña de todas
las semillas, pero se convierte en la planta más grande del huerto; crece hasta
llegar a ser un árbol y vienen los pájaros a hacer nidos en las ramas».
Jesús
llego a este mundo como algo insignificante, pero cuando dio su vida por
nosotros, se convirtió en el Salvador del mundo.
Y por eso
muchos Hijos verdaderos de Dios, buscan seguridad en Él, para llegar el Padre.
Mateo 13:33 Jesús también usó la siguiente ilustración: «El reino del cielo es como
la levadura que utilizó una mujer para hacer pan. Aunque puso sólo una pequeña
porción de levadura en tres medidas de harina, la levadura impregnó toda la
masa».
Aquí vemos que es
la palabra de Dios, lo que transforma verdaderamente a un creyente.
Es decir: una pequeña porción
de la palabra de Dios, puede renovar a un cuerpo completamente para la obra de
Dios.
Pero hoy en día,
algunos todavía no han podido encontrar ese Reino que Jesús vino a mostrarnos,
y que solo los hijos de Dios tenemos acceso a ese Reino.
Cuando un creyente
acepta a Jesús verdaderamente en su corazón, Dios por medio de su Espíritu le
dice claramente, ¡Vete de allí!
Es decir: Vete de la presencia del mundo y busca lo espiritual para
poder bendecirte.
Vete de ese lugar que te tiene atrapado
todo el día.
En otras palabras, No permitas que
las circunstancias en las que te mueves, te gobiernen.
¿Qué circunstancias?
El trabajo, el
internet, la televisión, las mentiras, las excusas, las canciones mundanas, el
mal cine, las amistades mal habidas, ira, la deshonra, los pleitos, las contiendas,
el chisme, la murmuración, etc...
Dicho de otra
manera: Debemos “salir” de aquello en donde se encuentra nuestro corazón.
Lucas 6:45 Una persona buena produce cosas buenas del tesoro de su buen corazón, y
una persona mala produce cosas malas del tesoro de su mal corazón. Lo que uno
dice brota de lo que hay en el corazón.
Dependiendo de
dónde pongas tu corazón, así mismo llegara inesperadamente los sucesos.
Por eso es muy
importante permitir a Dios que transforme nuestra vida de creyentes carnales,
en cristianos fieles que le rindan culto a Él, durante todo el tiempo.
Romanos 4:17-22 A eso se refieren las Escrituras cuando citan lo que Dios le dijo: «Te
hice padre de muchas naciones»*. Eso sucedió porque Abraham creyó en el Dios
que da vida a los muertos y crea cosas nuevas de la nada. Aun cuando no había
motivos para tener esperanza, Abraham siguió teniendo esperanza porque había
creído en que llegaría a ser el padre de muchas naciones. Pues Dios le había
dicho: «Ésa será la cantidad de descendientes que tendrás»*. Y la fe de Abraham
no se debilitó a pesar de que él reconocía que, por tener unos cien años de
edad, su cuerpo ya estaba muy anciano para tener hijos, igual que el vientre de
Sara. Abraham siempre creyó la promesa de Dios sin vacilar. De hecho, su fe se
fortaleció aún más y así le dio gloria a Dios. Abraham estaba plenamente
convencido de que Dios es poderoso para cumplir todo lo que promete. Y, debido
a su fe, Dios lo consideró justo.
Una de las
enseñanzas explicitas de la Palabra de Dios se refiere a la importancia de las
palabras que utilizamos al hablar.
En este
pasaje Dios a Abraham le promete que llegará a ser el padre de muchas naciones.
La fe de Abraham
tuvo que asirse del poder sobrenatural de Dios, ya que en su limitada
naturaleza humana debía de creer en algo superior a su razón, algo sobrenatural
como concebir un hijo a su edad y con una mujer estéril, de la cual nacería una
gran descendencia, muy difícil de contar como las estrellas.
Yo me pregunto: ¿Cómo está tu fe?
Abraham,
creyó sin vacilar y sin dudar, la Palabra de Dios.
Su fe tenía que
superar la incapacidad física a fin de crear lo que entonces no existía.
Igualmente nosotros, debemos llevar
siempre nuestra fe a pensar en términos sobrenaturales y a llamar las cosas que
no son como si fuesen.
Solo así, estaremos
declarando con nuestra boca, lo que Dios ha prometido para nosotros.
Dios nos dice en su
palabra:
Malaquías 3:10 Traigan todos los diezmos al depósito del templo, para que haya
suficiente comida en mi casa. Si lo hacen —dice
el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales— les abriré las ventanas de los
cielos. ¡Derramaré una bendición tan grande que no tendrán suficiente espacio
para guardarla! ¡Inténtenlo!
¡Pónganme a prueba!
Iglesia, no dude,
Abraham no dudo ni un solo instante cuando salió de su parentela.
Nosotros debemos creer
a pesar de los obstáculos y las circunstancias negativas.
Tenga muy en cuenta
que Dios puede hacer lo que Él quiera con nuestras vidas.
Hoy permitamos que
las palabras divinas, revelen la voluntad de Dios para nosotros y que sus
promesas cumplidas todas en Jesucristo, nuestro Salvador, se fijen en nuestra
mente y gobiernen nuestra manera de hablar y de vivir, para que actuemos en
obediencia y fidelidad ante Dios Padre y su hijo Jesús.
Iglesia,
Abraham, fue bendecido por su obediencia y fidelidad ante Dios.
Abraham,
le dio a Dios lo que le corresponde.
Abraham, salió
victorioso por hacer la voluntad de Dios.
Si Abraham, por
obedecer fue bendecido grandemente,
¿Que no hará Dios
por medio de Jesús, para que los verdaderos cristianos podamos ser también
bendecidos?
Dios mismo dijo: ¡Inténtenlo! ¡Pónganme a
prueba!
Gracia y Paz
Pastor y administrador Rogers
Infante
Que Dios derrame Bendiciones a mis
hermanos en la fe.
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