Somos “Cristianos” o de Cristo.
Amado Dios, en el nombre de Jesús transforma
mi vida, hazme un hombre diferente por medio de tu palabra, cambia mi forma de
pensar y actuar, dame el entendimiento por tu Espíritu para crecer en el
conocimiento y santidad.
Deseo Señor, que tu palabra y tu Espíritu me
lleven a morir en cada aspecto que no te de la Gloria y la honra. Amén."
Busquemos:
Juan 12:24-26 Les digo la verdad, el grano
de trigo, a menos que sea sembrado en la tierra y muera, queda solo. Sin
embargo, su muerte producirá muchos granos nuevos, una abundante cosecha de
nuevas vidas. Los que aman su vida en este mundo la perderán. Los que no le dan
importancia a su vida en este mundo la conservarán por toda la eternidad. Todo
el que quiera ser mi discípulo debe seguirme, porque mis siervos tienen que
estar donde yo estoy. El Padre honrará a todo el que me sirva.
Todo cristiano verdadero que tiene a Jesús en
su corazón y camina en obediencia, debe obligatoriamente nacer de nuevo para
producir fruto verdadero.
La muerte de nuestros deseos pecaminosos, de
nuestro YO es lo que significa tomar la cruz y seguir a Cristo.
Por consiguiente debemos dejar morir al viejo
hombre lleno de vicios.
Hay que deshacernos de ese ser que
constantemente tiene un comportamiento orientado al mal y que siempre nos lleva
a repetir los mismos errores.
En otras palabras: Es imperativo para producir fruto verdadero,
arrancar de raíz todo aquello que no dé la Gloria a Dios.
Es decir: Arrancar y eliminar de nuestra
vida, toda acción que no se someta a Dios.
Esa es nuestra principal guerra personal.
Y solo mediante Cristo podemos ser más que
vencedores en esa batalla espiritual.
Nunca olvides que es tu guerra personal, y es
una guerra a muerte.
¿Quién dijo que las guerras son
fáciles?
Ninguna guerra es fácil, pero tenemos la
victoria asegurada en Cristo, pues Él nos da la fuerza suficiente para salir
más que vencedores.
Cuando morimos en
cada aspecto de nuestras vidas, lo que hacemos es permitir que la luz de cristo
llene nuestro ser.
Solo así la oscuridad que detectamos en
nuestra vida, desaparece, para dar paso un nuevo ser lleno de la plenitud de
Dios.
Estos es lo que significa ser perfeccionados.
Dicho de otra manera, Es morir día a día a
nosotros mismos para que Cristo viva plenamente en nosotros.
Lucas 8:12-18 Las semillas que cayeron en el camino representan a los que oyen el
mensaje, pero viene el diablo, se lo quita del corazón e impide que crean y
sean salvos. Las semillas sobre la tierra rocosa representan a los que oyen el
mensaje y lo reciben con alegría; pero, como no tienen raíces profundas, creen
por un tiempo y luego se apartan cuando enfrentan la tentación. Las semillas
que cayeron entre los espinos representan a los que oyen el mensaje, pero muy
pronto el mensaje queda desplazado por las preocupaciones, las riquezas y los
placeres de esta vida. Así que nunca crecen hasta la madurez. Y las semillas
que cayeron en la buena tierra representan a las personas sinceras, de buen
corazón, que oyen la palabra de Dios, se aferran a ella y con paciencia
producen una cosecha enorme. »Nadie enciende una lámpara y luego la cubre con
un tazón o la esconde debajo de la cama. Una lámpara se coloca en un lugar
alto, donde todos los que entran a la casa puedan ver su luz. Pues todo lo
secreto tarde o temprano se descubrirá, y todo lo oculto saldrá a la luz y se
dará a conocer a todos. »Así que, presten atención a cómo oyen. A los que
escuchan mis enseñanzas se les dará más entendimiento. Pero a los que no
escuchan, se les quitará aun lo que piensan que entienden».
La Palabra de Dios tiene el poder de cambiar
nuestra forma de pensar y por ende la manera de actuar.
Sin embargo el enemigo siempre estará
dispuesto para quitarnos esta semilla.
Como cristianos fieles y
obedientes al Señor, debemos abonar persistentemente nuestra alma, con el
estudio de la palabra de Dios, la cual es su verdad.
Pero nunca debemos ignorar las maquinaciones
del Diablo.
Ya que este arcángel caído del cielo,
dispondrá de muchas distracciones para robarnos esa semilla, que con tanto amor
y sacrificio hemos tenido.
Recuerde que nuestra vieja naturaleza o
tendencia pecaminosa, luchará dentro de nosotros colocando pereza, para que
tengamos una actitud incorrecta para aprender lo que es bueno y correcto para
Dios.
Pero sabemos también que en esta batalla no estaremos
solos, porque el Poder de lo Alto, nos ayuda, y nos enseñara todo lo que
debemos saber para permanecer en Cristo.
Tengamos presente que el Poder de lo Alto, nos
guía a toda verdad.
Satanás mediante los afanes,
placeres y distracciones del mundo intentarán que la palabra no de fruto en
nosotros, que le demos prioridad al tener antes que al ser.
Pero Cristo ya venció y nos
dejó la capacidad de tener domino propio para rechazar las ofertas y promociones
orientadas a contaminarnos y debilitarnos cediendo ante el mal.
Por lo tanto la palabra de Dios
es lámpara a nuestra vida en medio de tanta oscuridad, no la escondamos, no la
dejemos de usar en todas nuestras decisiones.
Ella es nuestro diario vivir.
Usemos la palabra de Dios en todo lugar donde
estemos.
Mostremos un verdadero y fiel testimonio.
Caminemos siempre en la obediencia y en la
fidelidad hacia cristo y su Iglesia.
Avancemos siempre en el nombre de Jesús, sin
temor y sin ninguna vergüenza.
En otras palabras: Seamos completamente
diferentes en medio de una generación perversa, que siempre nos invita a vivir
como si no pasara nada.
Evitemos a todo costo, a esta
generación corrupta, que incita hacer y deshacer cuanto quieren sin medir las consecuencias.
Tenga muy presente que el pecado es peor que
el más mortífero cáncer, porque tiene la capacidad de destruir nuestra vida y
la vida de nuestra familia.
Y gracias a Dios, el tratamiento efectivo y
verdadero contra ese mal, es la Biblia.
Mateo 14:24-33 Mientras
tanto, los discípulos se encontraban en problemas lejos de tierra firme, ya que
se había levantado un fuerte viento y luchaban contra grandes olas. A eso de
las tres de la madrugada,* Jesús se acercó a ellos caminando sobre el agua. Cuando
los discípulos lo vieron caminar sobre el agua, quedaron aterrados. Llenos de
miedo, clamaron: «¡Es un fantasma!». Pero Jesús les habló de inmediato: «No
tengan miedo —dijo —. ¡Tengan ánimo! ¡Yo estoy aquí!*». Entonces Pedro lo
llamó: —Señor, si realmente eres tú, mándame que vaya hacia ti caminando sobre
el agua. —Sí, ven —dijo Jesús. Entonces Pedro se bajó por el costado de la
barca y caminó sobre el agua hacia Jesús. Pero, cuando vio el fuerte* viento y
las olas, se aterrorizó y comenzó a hundirse. «¡Sálvame, Señor!» —gritó. De
inmediato, Jesús extendió la mano y lo agarró. «Tienes tan poca fe —le dijo
Jesús —. ¿Por qué dudaste de mí?». Cuando subieron de nuevo a la barca, el
viento se detuvo. Entonces los discípulos lo adoraron. «¡De verdad eres el Hijo
de Dios!», exclamaron.
Hoy en día son muchos los creyentes que dudan
de la palabra de Dios.
Creyentes que no han nacido verdaderamente.
Hoy se confunde mucho el término “Ser
Cristiano” y “Ser de Cristo”.
Las personas o creyentes creen que ser
cristiano es levantar las manos, cantar alabanzas o asistir a una iglesia.
Y se olvidan del significado verdadero de
“Ser de Cristo”.
Porque “Ser de Cristo” implica ser una nueva
semilla.
Una semilla limpia y sin manchas.
Ser de Cristo es caminar en
obediencia y Fidelidad.
Respetando toda la palabra de
Dios y someternos a ella.
Ser de Cristo es llevar el
evangelio a otros.
Para que sus almas no se
pierdan.
Ser de Cristo es honrar al
Padre con todo lo que tenemos.
Ser de Cristo es vivir apartado
de toda tradición y costumbres mundanas.
Ser de Cristo es Orar
constantemente para que el diablo no tenga control sobre nosotros.
Ser de Cristo es buscar
primeramente el reino de Dios y su Justicia.
Ser de Cristo, es ser una nueva
criatura para la obra de Dios Padre y de su Hijo Jesús.
Por eso al igual que Pedro, debemos salir de
nuestra barca, dejar la comodidad para poder someternos y hacer la obra de
Dios.
El dar este paso es atemorizante para muchos,
pero Dios mismo, por medio de Jesús, nos guiará a bendiciones.
Cuando damos ese gran paso de
fe, entonces y solo entonces, caminaremos en obediencia y fidelidad y de esa
manera abrimos la puerta para que Dios obre en nuestras vidas.
Quizás no caminemos sobre las aguas pero sí
caminaremos a través de situaciones adversas y grandes desafíos.
Tenga muy presente que si nos concentramos en
las olas de las circunstancias difíciles que se levantan cerca de nosotros sin
buscar la ayuda de Dios, también terminaremos desesperados y hundiéndonos.
Por eso cuando hacemos la voluntad
de Dios, estamos permitiendo que Dios nos levante con su diestra, que nos
instruya con su Palabra y nos toque con la presencia poderosa de su Espíritu,
para ser llenos de victorias y bendiciones.
Iglesia, déjeme terminar diciendo:
A fin de mantener nuestra fe en medio de las
tormentas, mantengamos los ojos en el poder de Cristo y no en nuestra
incapacidad.
Gracia y Paz
Pastor y administrador Rogers
Infante
Que Dios derrame Bendiciones a mis
hermanos en la fe.
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