BIENVENIDOS

Gracia y Paz en Cristo Jesús, Amados, soy el Pr. Rogers Infante. Discípulo de la obra de Dios, Promotor y fundador de la Iglesia Cristiana Palabra y Amor. Doy gracias a Dios por la posibilidad que nos da, de poder llevar su evangelio por medio de la palabra escrita a todos sus hogares y sitio de trabajo. Con la intención de poder compartirlos con todos ustedes ya que está en evidencia la gran necesidad de contar con material netamente de evangelización, que sirviera para llegarles en forma de mensajes. Muchas almas han encontrado a Cristo, por este medio, cuyo fin, es que la "palabra de Dios corra y sea glorificada" (2 Ts 3:1). Amados, la venida de Nuestro Señor Jesucristo a buscar a su iglesia, esta cerca. Por tal motivo el enemigo de las almas, Satanás, aprovechará en este último tiempo para engañar a cuantos pueda en este mundo; lo cual la Biblia nos advierte que no ignoremos sus maquinaciones. (2Co.2:11). Vivimos una era de engaños, donde se predica un falso evangelio facilista y meramente emocional. Además de otras ciertas doctrinas ortodoxas de la cristiandad, debemos estar alertados de estos lobos rapaces disfrazados de ovejas y que por dentro son unos Anatemas que venden el evangelio de JESÚS, La doctrina del "arrepentimiento de pecados" es rara vez predicada como se debe. La salvación por gracia se ha desvirtuado y las perdiciones son basadas en discursos que tienen mucho de sensacionalismo, pero carentes de fundamento bíblico vital para la genuina conversión de las almas. (Heb.4:12).Por tal motivo es necesario, predicar un evangelio fiel a la Biblia. Tu testimonio personal y tu vida de consagración a los pies de Cristo, es el arma más poderosa, para llevar la palabra de Dios.

¡Que tu vida, y la mía, sean solo para LA GLORIA DE DIOS!

martes, 27 de diciembre de 2016

RESTAURACION


RESTAURACION
Cuando Dios restaura a alguien, sea una familia, un matrimonio, una persona, lo que Él restaura siempre se mejora, crece, se multiplica y, sobre todo, supera el estado de “arreglado”. 

Cuando Dios restaura a una persona, esta persona mejora en todo, dejando para siempre atrás su estado anterior.
En el Nuevo Testamento restaurar se utiliza para dar la idea de algo que estaba dañado o imperfecto, pero que puede volver a usarse para lo cual fue diseñado.
En Mateo 4:21 se habla de las redes imperfectas o rotas.
Mat 4:21 Un poco más adelante por la orilla, vio a otros dos hermanos, Santiago y Juan, sentados en una barca junto a su padre, Zebedeo, reparando las redes. También los llamó para que lo siguieran.
Todos sabemos que una red rota no es útil para pescar.
Pero si la restauramos significa que vuelven a ser de utilidad para la pesca.
Para nosotros los cristianos nacidos de nuevo, ser restaurados implica que volvemos a ser de utilidad en el cuerpo de Cristo.

Muchas veces decimos:
Úsame, Señor, úsame para tu Reino, úsame para tu Iglesia.”
Y no tenemos en cuenta lo que Dios está pensando de nosotros.
El seguramente dice:
Pero como te voy a usar si estas sin restaurar.

Cuando no caminamos en obediencia y fidelidad ante Dios, no podemos de ninguna manera pretender ser útiles para su obra.
En otras palabras debemos ser restaurados, permitir que Jesús el Hijo de Dios arregle esa red que es nuestra vida, para que volvamos a ser útiles en el servicio del Señor.

Cuando llegamos al Señor siempre lo hacemos llenos de barro.
Pero si nos arrepentimos verdaderamente de todo cuanto hemos hecho, entonces seremos perdonados, y comenzaremos una vida nueva y abundante en obediencia y fidelidad ante Dios.

Una vez perdonado y utilizados en el servicio de Dios, viene el perfeccionamiento.
Ese perfeccionamiento no es hecho por nosotros, ni es a fuerza de obra humana sino por gracia, es decir: la gracia de la misericordia de Dios.

Dice en Filipenses 1:6:
Filipenses 1:6 Y estoy seguro de que Dios, quien comenzó la buena obra en ustedes, la continuará hasta que quede completamente terminada el día que Cristo Jesús vuelva.
En otras palabras: Jesús va a perfeccionar esto que inició en nosotros.

La palabra dice que la obra que el inicio, la perfeccionará.
Esto mi querido hermano requiere de un buen tiempo.
La palabra No dice que inició la buena obra y ya está todo perfecto.
No es así.
Por la sencilla razón de que la poderosa palabra de Dios, nos enseña que vamos siendo perfeccionados en un tiempo que, sin duda, es Su tiempo.

Cuando nos convertimos a Jesucristo por medio del Bautismo en su nombre, vamos renunciando a ciertas cosas que no sabíamos que al Señor no le agradaban.
Es decir: Que renunciamos a todo tipo de idolatría, renunciamos a toda tradición mundana, y a todas esas cosas que el Señor abomina.
Una vez hecho todo esto, ponemos toda nuestra confianza plenamente en Dios por medio de su Hijo Jesús.
De eso damos indicio, cuando estamos caminando bajo obediencia y fidelidad ante Dios y la Iglesia de Cristo.

Pero, qué sucede con las conductas, sentimientos y comportamientos que no podemos controlar, porque no deseamos cambiar totalmente, por el que dirán.
Me refiero a los pensamientos, el estancamiento espiritual, el autoritarismo y otros tantos desatinos, que creemos que nadie los ve, pero que son evidentes antes Dios y la iglesia de Cristo.

Posiblemente quisiéramos renunciar a esta clase de actitudes y cambiar de una vez y para siempre, pero no pasa nada.
Entonces nos preguntamos:
¿Qué está pasando conmigo?
¿De dónde provienen estas reacciones?
¿Habrá alguna causa que me provoque actuar así?

Todos queremos agradar a Dios, queremos realmente poder tener una vida nueva con nuestra familia, hermanos e iglesia
Pero como todo ser humano, algunas veces nos enojamos.
Otras veces sentimos ira.
Y probablemente decimos palabras que luego lamentamos haberlas dicho.
Y es cuando nos preguntamos: ¿Qué pasa, conmigo Señor? 

El Señor nos da una clave en el Salmo 19.12
Salmos 19:12-14 ¿Cómo puedo conocer todos los pecados escondidos en mi corazón? Límpiame de estas faltas ocultas. (13) ¡Libra a tu siervo de pecar intencionalmente! No permitas que estos pecados me controlen. Entonces estaré libre de culpa y seré inocente de grandes pecados. (14) Que las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón sean de tu agrado, oh SEÑOR, mi roca y mi redentor.

Podemos hacerle este tipo de preguntas al Señor, incluso podemos pedirle estas cosas a nuestro padre por medio de Jesucristo.
Cuando estamos en la espiritualidad del Poder de lo Alto, el cual es el Espíritu Santo de Dios, podemos entender nuestros errores y corregirlos, para no volver a caer en ellos.

Por eso debemos decir siempre:
Padre Celestial, líbrame de lo que yo no conozco, ilumíname con tu presencia por medio de Jesús, tu Hijo amado, porque yo no sé lo que pasa, pero quiero ser librado de lo que a Ti no te agrada.

Cuando usted Ora de esa manera, el Poder de Dios, que es su Espíritu Santo, reposara en usted y va a alumbra el lugar oscuro donde están escondidas y guardadas las cosas feas, esas que quedaron ocultas, y las eliminara de su vida, para que usted pueda ser utilizado nuevamente por Dios. 

Debemos dejar que Jesús, haga su trabajo en nosotros.
Él nos limpiara de todo aquello que es desagradable a Dios.
Él nos dará un corazón nuevo para que podamos obedecer la palabra de Dios con toda fidelidad.
Hoy en día podemos ver a muchos cristianos que no están en pecado, que son obedientes a Dios y le aman sinceramente, pero se sienten mal.

Es decir que pasan mucho tiempo en estado de angustia o tienen temores.
Viven vidas llenas de ansiedad, problemas de relación en su familia, con los hijos o con los esposos.
Algunas veces o casi frecuente padecen problemas de relación en los trabajos.
Problemas de relación en la Iglesia.
Y entonces nos preguntamos: ¿Qué es lo que está pasando?
¿Son cristianos, son obedientes, pero qué sucede?

La respuesta clara y precisa es que lo que Sucede es que hay sufrimientos y heridas que no los toca la conversión.

Con el primer paso de la conversión no es suficiente; hay heridas profundas, sentimientos que necesitan una curación especial y minuciosa por parte de Jesús.
Solo Jesús estando verdaderamente en nuestro corazón, puede limpiarnos de todo aquello que contamina nuestro corazón.

Hay una enorme cantidad de personas que supuestamente aman al Señor.
Personas que conocen las Escrituras y no obstante, no pueden evitar aquello que hacen, dicen o piensan, como mentir, calumniar, difamar, etc.

Pablo en Romano 7:15 expresa claramente esta situación cuando dice:
Romanos 7:15-20 Realmente no me entiendo a mí mismo, porque quiero hacer lo que es correcto pero no lo hago. En cambio, hago lo que odio. (16) Pero, si yo sé que lo que hago está mal, eso demuestra que estoy de acuerdo con que la ley es buena. (17) Entonces no soy yo el que hace lo que está mal, sino el pecado que vive en mí. (18) Yo sé que en mí, es decir, en mi naturaleza pecaminosa* no existe nada bueno. Quiero hacer lo que es correcto, pero no puedo. (19) Quiero hacer lo que es bueno, pero no lo hago. No quiero hacer lo que está mal, pero igual lo hago. (20) Ahora, si hago lo que no quiero hacer, realmente no soy yo el que hace lo que está mal, sino el pecado que vive en mí.

Lo que vemos acá, es que Romanos resume esto que a veces les sucede a las personas, que no entienden por qué siguen viviendo cosas desagradables y siguen sintiendo emociones que no les gustaría sentir; por qué no se pueden llevar bien con los demás; por qué no pueden tratar mejor a las personas; por qué viven en un estado de ansiedad permanente y porque no les gusta ser fiel ante Dios y someterse a su voluntad.

Pero hay Buenas Nuevas.
Jesús es capaz de develar esta situación, si se le permite llegar al interior, a los recuerdos, a las emociones sin oponer usted resistencia.
Él tiene que llegar a su interior, tiene que tocar sus recuerdos, tiene que alcanzar sus emociones, para que de esa manera, usted pueda sentirse libre y bendecido.

Si las heridas del alma no reciben tratamiento adecuado, se infectan, se inflaman, provocan más dolor; enferman el espíritu, contaminan al resto, se dispersan y sucede lo que lo peor,  contagian a otros.

Una restauración se produce luego de una dolorosa remoción.
Hay que estar dispuesto y dejar que Dios remueva lo que infecta nuestra vida.
Tantas veces una muela cuya raíz está infectada, tiene como solución la vía “incomoda” de ser extirpada para que no vuelva a molestar ni a contaminar al resto.
Es cierto que, por temor al “tirón” o al hecho mismo de perder la muela, buscamos paliativos que son soluciones momentáneas.

En lo espiritual, esos paliativos suelen ser actos de religiosidad o sobre esfuerzos, excusas o “buenas obras” que puedan compensar lo que “hacemos y no entendemos”.

Las heridas del corazón no hay que taparlas, tenemos un Dios que no nos avergüenza.
Delante de Dios podemos poner toda nuestra vida tal cual está.
Pero lo que no hay que hacer es tratar de tapar nuestros errores y decir:
“Bueno, yo siento esto pero no, mejor dejémoslo”.
“No hablemos del asunto. Prefiero no hablar”.
“Esto es horrible, mejor no acordarse”.
Todo esto son EXCUSAS, para no someternos a la voluntad de Dios.

Caso diferente es cuando un cristiano puede recordar en paz, cualquier cosa que le haya pasado en su vida, aún lo desagradable, es porque ha recibido sanidad, porque ha podido perdonar, porque está en paz.

Pero cuando alguien, para poder hablar de su vida, de su historia, tiene que dejar espacios en blanco que son innombrables, que son “irrecordables”, es porque ahí algo pasó.

Si no podemos dar testimonio de que, aunque hayamos sufrido, el Señor nos permite tener paz en nuestra vida, no le estamos siendo útil al cuerpo de Cristo.

Si vamos al médico porque tenemos una infección en el oído o en la garganta, es muy probable que el médico nos dé un antibiótico y diga: “Usted debe cumplir con el tratamiento.
No se trata de que tome una pastilla y ya está curado.
Puede llevar siete o diez días de antibióticos, pero usted no los interrumpa, para que pueda ser sanado”.
Es casi a esa semejanza que el Poder de Dios, actúa en nosotros para sanarnos.

Pero lamentablemente por lo general, todo nuevo creyente actúa ansiosamente y quieren que todo se le resuelva de inmediato, rápido, ahora.
Es decir: Desean una solución inmediata.
Desean la píldora del “Ya”.
Y sin más trámite fingen estar bien, para no someterse a Dios.
Algunos usan una oración, y ellos dicen: me sanaron de las heridas de toda mi vida.
Esto es falso.
Ya que todo proceso de salvación y sanación, requiere de un tratamiento espiritual y minucioso de parte de Dios, por medio de Jesús.
Y el Espíritu Santo dice que él nos perfeccionará.

La Sanidad interior actuar gradualmente, ya que la obra de sanidad que Dios hace en la vida de sus hijos es un proceso, en el cual usted deberá de poner de su parte.
Hay que esperar.
A veces no es fácil, pero hay que esperar.
Dejar que el Señor haga su obra.
Pero ponga usted primeramente de su parte.
Muchas personas no dejan que Dios sea Dios.
Le voy a compartir algo que pasa muy frecuentemente por si a usted también le ocurre.
Es muy común que los padres tengan luchas con los hijos; y en la consejería pastoral, el pastor debe sugerirles a los padres que entreguen ese hijo al Espíritu Santo, que lo pongan en las manos del Dios, nuestro Señor y oren por él cada día.

Es cierto que hay hijos que están comprometidos con cosas peligrosas, pero los padres deben día a día librar la batalla espiritual en oración y dejar que el Señor los cuide.
No se debe por ningún motivo, bajar la guarda.
Ya que el diablo, nuestro adversario, siempre está latente para destruir los hogares.

Sin embargo, esto no parece ser un trámite sencillo.
A veces, los papás y las mamás no terminan de confiarle sus hijos al Señor y quieren estar controlándolo todo.
La pregunta es:
¿Si controla Él o controla usted?
¿Dios tiene el control o lo tiene usted?

Si usted le pide a Dios por su hijo y se lo entregó a Él, déjelo que Él actúe.
A veces nos ponemos tan ansiosos que no dejamos que el Espíritu Santo cumpla su obra.
A veces nos ponemos en el medio y entorpecemos las cosas, porque estamos siempre apurados, queremos ver ese resultado ya, y esto habla de una confianza floja en el Señor.

Jairo llamó a Jesús, recurrió a Él, y dejó que Él obrara.
Jairo era un padre que tenía confianza, que tenía fe en el Señor, y no se metió en el medio a decirle a Jesús nada sobre lo que pasaba.
En cambio, dejó obrar a Jesús, y su hija fue restaurada.

Lucas 8:49 Mientras él todavía hablaba con ella, llegó un mensajero de la casa de Jairo, el líder de la sinagoga y le dijo: «Tu hija está muerta. Ya no tiene sentido molestar al Maestro». (50) Pero, cuando Jesús oyó lo que había sucedido, le dijo a Jairo: «No tengas miedo. Sólo ten fe, y ella será sanada». (51) Cuando llegaron a la casa, Jesús no dejó que nadie entrara con él excepto Pedro, Juan, Santiago, y el padre y la madre de la niña. (52) La casa estaba llena de personas que lloraban y se lamentaban, pero Jesús dijo: «¡Dejen de llorar! No está muerta; sólo duerme». (53) Pero la multitud se rió de él, porque todos sabían que había muerto. (54) Entonces Jesús la tomó de la mano y dijo en voz fuerte: «¡Niña, levántate!». (55) Y, en ese momento, le volvió la vida* y se puso de pie enseguida. Entonces Jesús les dijo que le dieran de comer a la niña. (56) Sus padres quedaron conmovidos, pero Jesús insistió en que no le dijeran a nadie lo que había sucedido.
Esta es la actitud que nos pide Jesús.
Una vez que Jesús inicia la obra en su vida o en la de un ser querido, debe dejarlo obrar a Él.
Pero recuerde que usted debe poner de su parte, para que Dios pueda obrar a través de su Hijo Jesús.
Inténtelo y confié en Dios.
Sométase a su voluntad y obediencia, y veras  los resultados favorables para su vida.

Si usted solo y hasta hoy no ha podido con esto, y sigue sin solucionarlo.
Ahora déjelo obrar a Dios.
Deje que Él sea Dios.

Gracia y Paz.
Pastor y Administrador, Rogers Infante.
Que sea Dios, quien derrame bendiciones sobre mis hermanos en la fe.

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