BIENVENIDOS

Gracia y Paz en Cristo Jesús, Amados, soy el Pr. Rogers Infante. Discípulo de la obra de Dios, Promotor y fundador de la Iglesia Cristiana Palabra y Amor. Doy gracias a Dios por la posibilidad que nos da, de poder llevar su evangelio por medio de la palabra escrita a todos sus hogares y sitio de trabajo. Con la intención de poder compartirlos con todos ustedes ya que está en evidencia la gran necesidad de contar con material netamente de evangelización, que sirviera para llegarles en forma de mensajes. Muchas almas han encontrado a Cristo, por este medio, cuyo fin, es que la "palabra de Dios corra y sea glorificada" (2 Ts 3:1). Amados, la venida de Nuestro Señor Jesucristo a buscar a su iglesia, esta cerca. Por tal motivo el enemigo de las almas, Satanás, aprovechará en este último tiempo para engañar a cuantos pueda en este mundo; lo cual la Biblia nos advierte que no ignoremos sus maquinaciones. (2Co.2:11). Vivimos una era de engaños, donde se predica un falso evangelio facilista y meramente emocional. Además de otras ciertas doctrinas ortodoxas de la cristiandad, debemos estar alertados de estos lobos rapaces disfrazados de ovejas y que por dentro son unos Anatemas que venden el evangelio de JESÚS, La doctrina del "arrepentimiento de pecados" es rara vez predicada como se debe. La salvación por gracia se ha desvirtuado y las perdiciones son basadas en discursos que tienen mucho de sensacionalismo, pero carentes de fundamento bíblico vital para la genuina conversión de las almas. (Heb.4:12).Por tal motivo es necesario, predicar un evangelio fiel a la Biblia. Tu testimonio personal y tu vida de consagración a los pies de Cristo, es el arma más poderosa, para llevar la palabra de Dios.

¡Que tu vida, y la mía, sean solo para LA GLORIA DE DIOS!

miércoles, 3 de enero de 2018

EN CRISTO CREO Y TODO LO PUEDO


EN CRISTO CREO Y TODO LO PUEDO


Muchas veces pensamos que la forma en que actúa Dios es muy injusta.
Son muchas las personas que piensan e incluso desearían que cualquier falta o pecado pequeño que se cometa, Dios no debería tenerlo en cuenta y mucho menos destituirnos de su gloria.

Pero la realidad de las cosas tiene un verdadero sentido y es que Dios no condena a nadie.
Somos nosotros lo que por nuestra imprudencia y desobediencia nos condenamos así mismos.
Por eso muchas veces no vemos nuestros sueños una realidad.
Dios simplemente hace justicia porque es El único justo.
Juan 3:36 Los que creen en el Hijo de Dios tienen vida eterna. Los que no obedecen al Hijo nunca tendrán vida eterna, sino que permanecen bajo la ira del juicio de Dios.

Todo el Universo está constituido por leyes que si las violamos ocasionarían una tragedia o un cambio repentino en nuestra vida.

Por tanto el que se condena es el hombre mismo, por practicar el pecado y no querer ir a la luz para que sea revelada su maldad y sea sanado.

En otras palabras: Somos responsables morales de cada pensamiento, decisión y de cada acto que ejercemos en nuestra propia vida.
Esto nos hace responsable de nuestros pecados.

Aunque no podemos en nuestra fuerza dejar el pecado, no es disculpa para que a través del evangelio de la luz, recibamos lo que Dios nos ofrece gratuitamente, esto es, la posibilidad de recibir su perdón, de ser limpiados mediante la sangre de Cristo derramada en la cruz del calvario.

Es como si todos, por nuestros delitos y pecados fuéramos directo a un precipicio, pero Dios viene a rescatarnos por medio del evangelio de Jesucristo, de su palabra viva y eficaz, que nos muestra nuestra condición, pero que también nos rescata de la perdición que ofrece el pecado y nos lleva a los lugares celestiales, a la eternidad con Dios.
Lo único que debemos hacer es ser obedientes y fieles a sus mandatos, solo así haremos la santa voluntad de Dios y hallaremos el camino correcto al Padre.

Sólo debemos arrepentirnos y creer en el nombre del hijo de Dios.
Hoy llamemos y confiemos en Jesucristo y no seremos defraudados.

Cuando lo hallemos verdaderamente, entonces seremos más que vencedores.
Su palabra dice:
Filipenses 4:13 Pues todo lo puedo hacer por medio de Cristo,* quien me da las fuerzas.

En esta vida, no existe un proyecto, trabajo, relación o cualquier cosa que en Cristo no seamos capaces de hacer.
Somos más que vencedores por aquel que nos amó y se entregó por nosotros.

Incluso, Cristo ya nos dio la victoria contra el pecado, contra la tendencia a hacer lo malo, lo que tenemos que hacer es tomar posesión de la herencia de amor, de poder y de bendiciones espirituales.

Si queremos ver una real transformación en nuestras vidas empecemos a vivir guiados por su Espíritu.
Esto significa, vivir de acuerdo a su palabra.
Es decir: creer en lo que está escrito en la palabra de Dios, como una realidad que no debemos tomar ligeramente sino experimentarla diariamente en nuestra vida.

Tengamos esta palabra en nuestra mente y corazón en todo momento.
Y cuando sintamos que no podemos seguir hacia adelanta.
Cuando estemos cansados.
Cuando halla tristeza o desánimo, frente a las vicisitudes de la vida.
Entonces confiadamente declaremos esta promesa con total convicción de que Dios escucha nuestra oración, renueva nuestra fuerza y nos libra de todos nuestros temores.

Para eso es muy importante mantener nuestra comunión con el Espíritu de Dios.
Mateo 18:20 Pues donde se reúnen dos o tres en mi nombre, yo estoy allí entre ellos.

Iglesia, la promesa del Señor, estar en medio de nosotros cuando estamos reunidos en su nombre. 
El Salmo 22:22, hace referencia a Cristo alabando en medio de la congregación, y ahora Cristo habita en nosotros cuando lo recibimos por fe.

Cuando Jesús habla con la samaritana, le enseña que el lugar de adoración será nuestro corazón, en espíritu y verdad. 
Juan 4:10-21 Jesús contestó: —Si tan sólo supieras el regalo que Dios tiene para ti y con quién estás hablando, tú me pedirías a mí, y yo te daría agua viva. —Pero señor, usted no tiene ni una soga ni un balde —le dijo ella—, y este pozo es muy profundo. ¿De dónde va a sacar esa agua viva? Además, ¿se cree usted superior a nuestro antepasado Jacob, quien nos dio este pozo? ¿Cómo puede usted ofrecer mejor agua que la que disfrutaron él, sus hijos y sus animales? Jesús contestó: —Cualquiera que beba de esta agua pronto volverá a tener sed. Pero todos los que beban del agua que yo doy no tendrán sed jamás. Esa agua se convierte en un manantial que brota con frescura dentro de ellos y les da vida eterna. —Por favor, señor —le dijo la mujer—, ¡déme de esa agua! Así nunca más volveré a tener sed y no tendré que venir aquí a sacar agua. Jesús le dijo: —Ve y trae a tu esposo. —No tengo esposo —respondió la mujer. —Es cierto —dijo Jesús —. No tienes esposo porque has tenido cinco esposos y ni siquiera estás casada con el hombre con el que ahora vives. ¡Ciertamente dijiste la verdad! —Señor —dijo la mujer—, seguro que usted es profeta. Así que dígame, ¿por qué ustedes, los judíos, insisten en que Jerusalén es el único lugar donde se debe adorar, mientras que nosotros, los samaritanos, afirmamos que es aquí, en el monte Gerizim,* donde adoraron nuestros antepasados? Jesús le contestó: —Créeme, querida mujer, que se acerca el tiempo en que no tendrá importancia si se adora al Padre en este monte o en Jerusalén. Ustedes, los samaritanos, saben muy poco acerca de aquel a quien adoran, mientras que nosotros, los judíos, conocemos bien a quien adoramos, porque la salvación viene por medio de los judíos. Pero se acerca el tiempo —de hecho, ya ha llegado —cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. El Padre busca personas que lo adoren de esa manera. Pues Dios es Espíritu, por eso todos los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad.

Así que cuando nos reunimos en nombre del Señor, en un mismo Espíritu, tenemos comunión unos con otros y con Jesús mismo.
Lo que tenemos es un encuentro personal con Cristo y con nuestros hermanos.
En otras palabras: tenemos una unidad.
Es decir que hemos muerto a todo egoísmo, de una individualidad basada en la carne, hemos pasado a una comunidad basada en el Espíritu, a una verdadera comunidad del Espíritu Santo.

Dado que tenemos el espíritu de Dios en nosotros, debemos tener mucho cuidado con lo que sale de nuestra boca.
Santiago 3:1-2 Amados hermanos, no muchos deberían llegar a ser maestros en la iglesia, porque los que enseñamos seremos juzgados de una manera más estricta. Es cierto que todos cometemos muchos errores. Pues, si pudiéramos dominar la lengua, seríamos perfectos, capaces de controlarnos en todo sentido.

Iglesia escuche esto:
Como cristianos verdaderos no estamos para publicar el pecado de los demás sino para llevar al pecador a la presencia del que puede limpiarlos de todo pecado.

El pecado es un asunto entre el pecador y Jesucristo, pues Él es el pago por todos los pecados.
No juzguemos, ni nos coloquemos en el papel de jueces de nuestro prójimo sino como verdaderos pecadores arrepentidos, que han sido liberados de la esclavitud del pecado.

Dicho de otra manera: Enseñemos la palabra de verdad que permitió que fuésemos justificados de todos los delitos que nos agobiaban en el pasado.

Por tanto controlemos lo que decimos, llevemos todo pensamiento a la cruz de Cristo y pensemos antes de hablar, pues en la multitud de palabras está el error, más si refrenamos nuestra lengua colocamos en práctica la prudencia, que evitará la mayoría de conflictos que tenemos en nuestro diario vivir.
Proverbios 10:17-23 Los que aceptan la disciplina van por el camino que lleva a la vida, pero los que no hacen caso a la corrección se descarriarán. Encubrir el odio te hace un mentiroso; difamar a otros te hace un necio. Hablar demasiado conduce al pecado. Sé prudente y mantén la boca cerrada. Las palabras del justo son como la plata refinada; el corazón del necio no vale nada. Las palabras del justo animan a muchos, pero a los necios los destruye su falta de sentido común. La bendición del SEÑOR enriquece a una persona y él no añade ninguna tristeza. Al necio le divierte hacer el mal, pero al sensato le da placer vivir sabiamente.

Por eso es muy importante que busquemos al Señor.
Mateo 7:7-11 »Sigue pidiendo y recibirás lo que pides; sigue buscando y encontrarás; sigue llamando, y la puerta se te abrirá. Pues todo el que pide, recibe; todo el que busca, encuentra; y a todo el que llama, se le abrirá la puerta. »Ustedes, los que son padres, si sus hijos les piden un pedazo de pan, ¿acaso les dan una piedra en su lugar? O, si les piden un pescado, ¿les dan una serpiente? ¡Claro que no! Así que, si ustedes, gente pecadora, saben dar buenos regalos a sus hijos, cuánto más su Padre celestial dará buenos regalos a quienes le pidan.

Isaías 55:6-7 Busquen al SEÑOR mientras puedan encontrarlo; llámenlo ahora, mientras está cerca.
Que los malvados cambien sus caminos y alejen de sí hasta el más mínimo pensamiento de hacer el mal. Que se vuelvan al SEÑOR, para que les tenga misericordia. Sí, vuélvanse a nuestro Dios, porque él perdonará con generosidad.
En estos 2 versículos, la Biblia nos muestra que a Dios se le puede buscar.
Él no está lejano.
Él está atento a abrir la puerta de su misericordia por medio de su hijo Jesús, a todo aquel que quiera rechazar el mal y aceptar la verdad.

Apreciados hermanos, como su pastor y guía espiritual, Busquen y anhelen con todo el corazón a cristo.
Porque cuando verdaderamente lo halles, abras hallado la fuente de la vida.
Y tenga la plena seguridad y la certeza que esa fuente proviene de Dios para manifestarse por medio de su Hijo Jesús en nosotros.

Dios quiere habitar en nosotros, por medio de la fe en Jesucristo.
Hoy busquemos a través de la Biblia al verdadero Dios y Señor, y él se manifestará en nuestras vidas si tenemos a Jesús en nuestro corazón.
Gracia y Paz
Pastor y administrador Rogers Infante
Que Dios derrame Bendiciones en mi vida, mi familia y a mis hermanos en la fe.

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