BIENVENIDOS

Gracia y Paz en Cristo Jesús, Amados, soy el Pr. Rogers Infante. Discípulo de la obra de Dios, Promotor y fundador de la Iglesia Cristiana Palabra y Amor. Doy gracias a Dios por la posibilidad que nos da, de poder llevar su evangelio por medio de la palabra escrita a todos sus hogares y sitio de trabajo. Con la intención de poder compartirlos con todos ustedes ya que está en evidencia la gran necesidad de contar con material netamente de evangelización, que sirviera para llegarles en forma de mensajes. Muchas almas han encontrado a Cristo, por este medio, cuyo fin, es que la "palabra de Dios corra y sea glorificada" (2 Ts 3:1). Amados, la venida de Nuestro Señor Jesucristo a buscar a su iglesia, esta cerca. Por tal motivo el enemigo de las almas, Satanás, aprovechará en este último tiempo para engañar a cuantos pueda en este mundo; lo cual la Biblia nos advierte que no ignoremos sus maquinaciones. (2Co.2:11). Vivimos una era de engaños, donde se predica un falso evangelio facilista y meramente emocional. Además de otras ciertas doctrinas ortodoxas de la cristiandad, debemos estar alertados de estos lobos rapaces disfrazados de ovejas y que por dentro son unos Anatemas que venden el evangelio de JESÚS, La doctrina del "arrepentimiento de pecados" es rara vez predicada como se debe. La salvación por gracia se ha desvirtuado y las perdiciones son basadas en discursos que tienen mucho de sensacionalismo, pero carentes de fundamento bíblico vital para la genuina conversión de las almas. (Heb.4:12).Por tal motivo es necesario, predicar un evangelio fiel a la Biblia. Tu testimonio personal y tu vida de consagración a los pies de Cristo, es el arma más poderosa, para llevar la palabra de Dios.

¡Que tu vida, y la mía, sean solo para LA GLORIA DE DIOS!

lunes, 19 de febrero de 2018

EL PODER LA ALABANZA Y ORACION


EL PODER LA ALABANZA Y ORACION

Oración inicial

"Señor enséñame y coloca en mi corazón tus justos decretos, tu palabra para poder alabarte con verdad y rectitud de corazón. Quiero alabarte en todo tiempo y dar testimonio de tus maravillas, esta es mi decisión efectiva y práctica, alabarte por tus grandes obras y beneficios para conmigo y mi familia. Padre Eterno hoy te pido por mis hermanos, para que no decaiga su ánimo, para que en medio de sus tribulaciones tengan paz, para que tú los guíes y los saques a la orilla de sus dificultades, amén."

Busquemos en la palabra de Dios:
Salmo 119:1-8 Felices son los íntegros, los que siguen las enseñanzas del SEÑOR. Felices son los que obedecen sus leyes y lo buscan con todo el corazón. No negocian con el mal y andan sólo en los caminos del SEÑOR. Nos has ordenado que cumplamos cuidadosamente tus mandamientos. ¡Oh, cuánto deseo que mis acciones sean un vivo reflejo de tus decretos! Entonces no tendré vergüenza cuando compare mi vida con tus mandatos. A medida que aprendo tus justas ordenanzas, te daré las gracias viviendo como debo hacerlo. Obedeceré tus decretos; ¡por favor, no te des por vencido conmigo!

Cuando alabamos a Dios, debemos hacerlo con un corazón agradecido, pero que ha sido formado en la palabra.
En pocas palabras la alabanza es un acto consciente producto del conocimiento de Dios, a través de su palabra.

Entre más conocemos la palabra de Dios, y la ponemos por obra, más y mejor alabamos a Dios.
Dios demanda de nosotros una alabanza con rectitud de corazón, esta rectitud viene de ser conocedor y hacedor de sus juicios escritos en la palabra.
Podríamos preguntarnos:
¿Podrá un corazón que no conoce la Palabra de Dios alabarlo correctamente, como él lo demanda?
Por esto, busquemos con ansias, aprender su palabra y entonces cada día lo alabaremos con más entrega, de forma correcta y con integridad de corazón, tendremos entonces gran recompensa y encontraremos sentido a nuestras vidas.

Recordemos que nuestro propósito principal en la vida es alabarlo.
La alabanza es un acto consciente, racional y espiritual, fruto de labios que confiesan su nombre.
Por lo tanto si el Señor nos enseña su palabra y la obedecemos, lo alabaremos de todo corazón.

Isaías 12:1-6 En aquel día, tú cantarás: «¡Te alabaré, oh SEÑOR! Estabas enojado conmigo, pero ya no. Ahora me consuelas. Miren, Dios ha venido a salvarme. Confiaré en él y no tendré temor. El SEÑOR Dios es mi fuerza y mi canción; él me ha dado la victoria». ¡Con alegría ustedes beberán abundantemente de la fuente de la salvación! En ese día maravilloso cantarán: «¡Den gracias al SEÑOR! ¡Alaben su nombre! Cuenten a las naciones lo que él ha hecho; háganles saber lo poderoso que él es. Canten al SEÑOR, porque ha hecho cosas maravillosas. Den a conocer su alabanza en el mundo entero. ¡Que todos los habitantes de Jerusalén* griten sus alabanzas con alegría! Pues grande es el Santo de Israel, que vive en medio de ustedes».

 

Como podemos ver en estos versículos, es que alabamos a Dios por lo que Él es.
Por esto una parte de la oración es alabarlo, no importa cómo nos sentimos, pues Él es digno de alabanza.
En tiempo de crisis nos da sustento.
En tiempo de abundancia nos da gozo.
En todo tiempo nos protege y nos guía.

Así que en medio de cualquier circunstancia que estemos pasando, podemos alabarlo y ofrecerle el fruto de nuestros labios que confiesan su nombre.
Por esto la alabanza más hermosa que le ofrecemos a Dios es la persistencia y constancia en nuestra oración.

Hasta la última gota de súplica en medio de nuestra necesidad la derramamos sobre el Señor para que Él obre y haga su voluntad en nuestras vidas.

No podemos desfallecer, y ésta es la esencia de la alabanza, una guerra contra todo lo que quiere quitarle la gloria a Dios y contra todo lo que se opone a su verdad.

Por lo tanto una oración debe ir acompañada de alabanza a su nombre, de declarar su palabra, entre más alineada esté con su palabra y guiada por su Espíritu, ésta alabanza llegará al corazón de Dios.

Busquemos en la palabra de Dios:
Nehemías 1:3-7 Me dijeron: «Las cosas no andan bien. Los que regresaron a la provincia de Judá tienen grandes dificultades y viven en desgracia. La muralla de Jerusalén fue derribada, y las puertas fueron consumidas por el fuego». Cuando oí esto, me senté a llorar. De hecho, durante varios días estuve de duelo, ayuné y oré al Dios del cielo, y dije: «Oh SEÑOR, Dios del cielo, Dios grande y temible que cumples tu pacto de amor inagotable con los que te aman y obedecen tus mandatos, ¡escucha mi oración! Mírame y verás que oro día y noche por tu pueblo Israel. Confieso que hemos pecado contra ti. ¡Es cierto, incluso mi propia familia y yo hemos pecado! Hemos pecado terriblemente al no haber obedecido los mandatos, los decretos y las ordenanzas que nos diste por medio de tu siervo Moisés.

Iglesia, una buena oración, o una oración correcta está acompañada de una acción correcta.
Con la oración Dios nos capacita, nos dota de poder para hacer conforme Él nos ha enseñado.

Muchos conocemos que hacer, pero no lo hacemos porque no tenemos la capacidad, la fuerza o los medios para hacerlo.

Cuando Nehemías ora, primero pidiendo perdón por él y su pueblo, Dios, resuelve y entreteje circunstancias a favor de la petición realizada por Nehemías.

Observe que en el momento de presentarse la oportunidad, la mira claramente y aprovecha la ocasión que Dios le permite y la gracia que le da a su favor frente al rey.

Es triste decirlo pero son muchos los creyentes que de las muchas oportunidades que Dios nos da, estas se escapan porque no las miramos, ya que están adormecidos por falta de oración y pendientes de las ataduras del mundo.

La oración no cambia la voluntad de Dios a nuestro capricho, sino de acuerdo a su voluntad y nos permite ver la bondad de Dios, que es diaria y se manifiesta a los justos.

Somos justos si practicamos la justicia y la oración diaria pidiendo a Dios que seamos justificados por la sangre de Jesús.
Por lo tanto no dejes para mañana la oración que debes hacer y poner en acción hoy.

Nehemías 2:1-5 A comienzos de la siguiente primavera, en el mes de nisán ,* durante el año veinte del reinado de Artajerjes, le servía el vino al rey y, como nunca antes había estado triste en su presencia, me preguntó: —¿Por qué te ves tan triste? No me parece que estés enfermo; debes estar profundamente angustiado. Entonces quedé aterrado, pero le contesté: —Viva el rey para siempre. ¿Cómo no voy a estar triste cuando la ciudad donde están enterrados mis antepasados está en ruinas, y sus puertas han sido consumidas por el fuego? El rey preguntó: —Bueno, ¿cómo te puedo ayudar? Después de orar al Dios del cielo, contesté: —Si al rey le agrada, y si está contento conmigo, su servidor, envíeme a Judá para reconstruir la ciudad donde están enterrados mis antepasados.

Una oración de acuerdo a la palabra de Dios y guiada por su Santo Espíritu nos debe llevar a un acto que también debe estar de acuerdo con su Palabra y con la acción de su Espíritu.

Dicho de otra manera: Lo que hago debe ser producto de mi vida de oración.
En otras palabras: Lo que soy en mi interior se manifiesta en mi exterior porque como enseñó Dios, de la abundancia del corazón, habla la boca.

Si tengo una vida de oración mediocre, tengo una vida mediocre.
Si tengo una vida de oración religiosa y superflua, tengo una vida llena de fanatismo y confusión.

Como habíamos leído en Nehemías, en el capítulo 2, después de orar y ayunar, empieza a resolver y a tomar decisiones guiado por la fortaleza que Dios infunde.

Como dice Isaías 40:29-31
Isaías 40:29-31 Él da poder a los indefensos y fortaleza a los débiles. Hasta los jóvenes se debilitan y se cansan, y los hombres jóvenes caen exhaustos. En cambio, los que confían en el SEÑOR encontrarán nuevas fuerzas; volarán alto, como con alas de águila. Correrán y no se cansarán; caminarán y no desmayarán.

Escuche esto porque es muy importante para todos:
Estos versículos, enseña que nuestra vida diaria depende de nuestra intimidad con Dios a través de la oración.

Hoy ora a tu Padre en lo secreto y tu Padre que está en lo secreto te recompensará en público.
Así que cerremos la puerta y entremos en intimidad con Dios, en nuestro cuarto interior y Él mostrará en todo lo que fallamos y pecamos, pero también nos mostrará su misericordia y nos limpiará, despertando nuestra conciencia espiritual para estar preparados para el día de hoy.

 

Por eso debemos tener una actitud correcta

Romanos 12:9-13 No finjan amar a los demás; ámenlos de verdad. Aborrezcan lo malo. Aférrense a lo bueno. Ámense unos a otros con un afecto genuino* y deléitense al honrarse mutuamente. No sean nunca perezosos, más bien trabajen con esmero y sirvan al Señor con entusiasmo.* Alégrense por la esperanza segura que tenemos. Tengan paciencia en las dificultades y sigan orando. Estén listos para ayudar a los hijos de Dios cuando pasen necesidad. Estén siempre dispuestos a brindar hospitalidad.

¿Cuál es la actitud que debemos tener si verdaderamente hemos creído en Jesús el Cristo?
El mundo enseña una actitud positiva, basada en experimentar algo que no es real, es decir estar bien en toda situación así aparentemente todo este saliendo mal.

El mundo siempre te va a enviar a buscar en los placeres temporales la felicidad.
Esto es aparentar.
Hay una diferencia fundamental frente a la actitud positiva del mundo, la actitud cristiana correcta que nos enseña el Señor es esta:
Estemos alegres, mientras esperamos al señor; seamos pacientes cuando suframos por El y oremos constantemente.

Es decir: La esperanza real que tenemos del pronto regreso del Señor Jesucristo nos motiva a vivir una vida en gozo, en paciencia, en esperanza, haciendo las cosas correctamente ya que no podemos vivir como vive el mundo o como el necio piensa en su corazón.
“Mi Señor tarda en venir, voy a hacer lo malo, a comer y beber”.
En libro de Lucas nos dice:
Lucas 12:45-56 ¿Pero qué tal si el siervo piensa: “Mi amo no regresará por un tiempo” y comienza a golpear a los otros siervos, a parrandear y a emborracharse? El amo regresará inesperadamente y sin previo aviso, cortará al siervo en pedazos y lo expulsará junto con los infieles. »Y un siervo que sabe lo que su amo quiere, pero no se prepara ni cumple las instrucciones, será severamente castigado.
Pero alguien que no lo sabe y hace algo malo, será castigado levemente. Alguien a quien se le ha dado mucho, mucho se le pedirá a cambio; y alguien a quien se le ha confiado mucho, aún más se le exigirá.

Muchas son las personas e incluso algunos “cristianos” que están actuando desobedientemente porque creen que Jesús tardara en venir, y que eso les da permiso para actuar a su antojo para no sujetarse a la palabra de Dios.

Sin embargo Dios nos enseña que nuestra actitud debe ser la de un siervo que espera la pronta venida de su Señor, y mientras tanto hace lo que él le mando a hacer.

Es decir: A vivir alegre por agradecimiento a Dios, a compartir esa alegría con los demás mediante el anuncio del evangelio, su buena noticia de salvación y a orar constantemente sometiéndonos a la palabra de Dios en obediencia y fidelidad.

Y esto debemos hacerlo diariamente, ahora más que nunca, sabiendo que la próxima profecía que en breve está por cumplirse, el arrebatamiento de la iglesia por parte de nuestro Señor Jesús, debemos vivir con esta actitud, “sí, ven, Señor Jesús”
Apocalipsis 22:20-21 Áquel que es el testigo fiel de todas esas cosas dice: «¡Sí, yo vengo pronto!». ¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús! Que la gracia del Señor Jesús sea con el pueblo santo de Dios.*

Escuche con atención estos versículos.
Éxodo 17:10-12 Josué hizo lo que Moisés le ordenó y peleó contra el ejército de Amalec. Entretanto Moisés, Aarón y Hur subieron a la cima de una colina cercana. Mientras Moisés sostenía en alto la vara en su mano, los israelitas vencían; pero, cuando él bajaba la mano, dominaban los amalecitas. Pronto se le cansaron tanto los brazos que ya no podía sostenerlos en alto. Así que Aarón y Hur le pusieron una piedra a Moisés para que se sentara. Luego se pararon a cada lado de Moisés y le sostuvieron las manos en alto. Así sus manos se mantuvieron firmes hasta la puesta del sol.

Cuando Moisés levantaba sus manos e Israel prevalecía, el Señor nos enseña que ante la adversidad, las duras batallas, las enfermedades o cualquier otro asunto que se nos oponga, la única forma de vencer es mirando al cielo, mirando al Dios altísimo y sentándonos en la roca, tal como hizo Moisés; esta roca es Jesús.

Por esto la oración es más que un acto religioso, es la forma de vencer al enemigo.
Amalec, representa en este contexto la lucha contra nuestra carne, contra esa naturaleza pecaminosa o esa tendencia a hacer lo malo, aunque sabemos sus consecuencias; por lo tanto si nosotros bajamos nuestras manos y desfallecemos, dejamos de orar, Amalec va a tomar el control, es decir nuestra carne, nuestra vieja naturaleza, va adquirir ventaja en el campo de batalla.

Esta derrota ocurre cuando buscamos en nuestra propia fuerza enfrentar la vida, las decisiones, nuestros planes y no con la guía de Dios.

Esta carne o naturaleza pecaminosa, es crucificada en la cruz, por esto no debemos vivir según la carne, porque como nos enseña la palabra en Romanos 8:8.
Romanos 8:5-8 Los que están dominados por la naturaleza pecaminosa piensan en cosas pecaminosas, pero los que son controlados por el Espíritu Santo piensan en las cosas que agradan al Espíritu. Por lo tanto, permitir que la naturaleza pecaminosa les controle la mente lleva a la muerte. Pero permitir que el Espíritu les controle la mente lleva a la vida y a la paz. Pues la naturaleza pecaminosa es enemiga de Dios siempre. Nunca obedeció las leyes de Dios y jamás lo hará. Por eso, los que todavía viven bajo el dominio de la naturaleza pecaminosa nunca pueden agradar a Dios.

En conclusión nuestro peor enemigo soy yo mismo, y en la medida que alimente mi carne, mi ego, mis deseos carnales, voy a perder la batalla, porque el enemigo viene a matarnos, a destruirnos, él no tiene piedad.

Pero si busco la guía de Dios a través de su palabra y su fortaleza a través de la oración mis manos van a estar levantadas viendo la victoria de nuestro Dios, delante del enemigo.
Nunca seremos victorioso, sino nos sometemos a la voluntad de Dios en obediencia y fidelidad.

Mateo 18:19-20 »También les digo lo siguiente: si dos de ustedes se ponen de acuerdo aquí en la tierra con respecto a cualquier cosa que pidan, mi Padre que está en el cielo lo hará. Pues donde se reúnen dos o tres en mi nombre, yo estoy allí entre ellos.

Iglesia, Observemos como Aarón y Hur subieron al monte con Moisés a apoyarlo en oración.
Así mismo todos nosotros necesitamos colocarnos de acuerdo con otros hermanos que crean en lo que Dios verdaderamente nos enseña para orar, ya sea para apoyarnos a nosotros en algún asunto o nosotros apoyarlos a ellos.

Jesús nos enseña que si nos ponemos de acuerdo en algo que pidiéramos, en oración, será hecho por nuestro Padre celestial.
Pero para hacer algo como esto, debemos primero estar en paz con Dios.

Cuántas veces no hemos caído en desánimo, en cansancio, o lo peor de todo: en rutina, y otro creyente en oración, nos levanta, nos anima, porque la forma de interceder por otros es en oración y mientras tengamos vida.

Servimos a los demás ayudándoles materialmente según lo que Dios nos haya dado y principalmente apoyándolo en oración.
En Hechos 1:14, la palabra de Dios nos enseña.
Hechos 1:14 Todos se reunían y estaban constantemente unidos en oración junto con María, la madre de Jesús, varias mujeres más y los hermanos de Jesús.

Unidos en un mismo Espíritu adoramos a Dios.
Aprendamos a ser buenos obreros y fieles mayordomos para que de esa manera, el Amo que todo lo ve y todo lo sabe, nos dé, el galardón por nuestro compromiso con su obra.
Todo depende de nuestra obediencia y fidelidad ante Jesús, el Hijo de Dios.
Gracia y Paz
Pastor y administrador Rogers Infante
Que Dios derrame Bendiciones a mis hermanos en la fe.

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