BIENVENIDOS

Gracia y Paz en Cristo Jesús, Amados, soy el Pr. Rogers Infante. Discípulo de la obra de Dios, Promotor y fundador de la Iglesia Cristiana Palabra y Amor. Doy gracias a Dios por la posibilidad que nos da, de poder llevar su evangelio por medio de la palabra escrita a todos sus hogares y sitio de trabajo. Con la intención de poder compartirlos con todos ustedes ya que está en evidencia la gran necesidad de contar con material netamente de evangelización, que sirviera para llegarles en forma de mensajes. Muchas almas han encontrado a Cristo, por este medio, cuyo fin, es que la "palabra de Dios corra y sea glorificada" (2 Ts 3:1). Amados, la venida de Nuestro Señor Jesucristo a buscar a su iglesia, esta cerca. Por tal motivo el enemigo de las almas, Satanás, aprovechará en este último tiempo para engañar a cuantos pueda en este mundo; lo cual la Biblia nos advierte que no ignoremos sus maquinaciones. (2Co.2:11). Vivimos una era de engaños, donde se predica un falso evangelio facilista y meramente emocional. Además de otras ciertas doctrinas ortodoxas de la cristiandad, debemos estar alertados de estos lobos rapaces disfrazados de ovejas y que por dentro son unos Anatemas que venden el evangelio de JESÚS, La doctrina del "arrepentimiento de pecados" es rara vez predicada como se debe. La salvación por gracia se ha desvirtuado y las perdiciones son basadas en discursos que tienen mucho de sensacionalismo, pero carentes de fundamento bíblico vital para la genuina conversión de las almas. (Heb.4:12).Por tal motivo es necesario, predicar un evangelio fiel a la Biblia. Tu testimonio personal y tu vida de consagración a los pies de Cristo, es el arma más poderosa, para llevar la palabra de Dios.

¡Que tu vida, y la mía, sean solo para LA GLORIA DE DIOS!

viernes, 11 de diciembre de 2020

EL ÚNICO MEDIADOR

 

EL ÚNICO MEDIADOR.


Ezequiel 22:30
»”Busqué a alguien que pudiera reconstruir la muralla de justicia que resguarda al país. Busqué a alguien que se pusiera en la brecha de la muralla para que yo no tuviera que destruirlos, pero no encontré a nadie.

 

Isaías 59:16 Estaba asombrado al ver que nadie intervenía para ayudar a los oprimidos. Así que se interpuso él mismo para salvarlos con su brazo fuerte, sostenido por su propia justicia.

 

Isaías 63:5 Estaba asombrado al ver que nadie intervenía para ayudar a los oprimidos. Así que yo mismo me interpuse para salvarlos con mi brazo fuerte, y mi ira me sostuvo.

 

Según la Palabra no hubo ninguno que fuera lo suficientemente digno para interceder delante de Dios a favor del pueblo de Israel.

 

El vallado del que se habla aquí es espiritual, de gente fiel que une sus esfuerzos en oración para resistir el mal.

Pero Dios no encontró a nadie que pudiera guiar a su pueblo de vuelta a Él.

No fueron suficientes los rituales religiosos de esa época porque los mensajes que daban los sacerdotes de entonces se basaban en sus opiniones y no en la voluntad de Dios.

 

Lo que el pueblo necesitaba de verdad era una reconstrucción espiritual donde no caben las apariencias, sino el vivir realmente en los caminos de Dios obedeciendo sus mandatos, y caminando en obediencia y fidelidad.

 

Cuando vivimos una vida religiosa de apariencia, sólo tratamos de cubrir los pecados con una falsa piedad que al Señor no le agrada.


Igual que en los tiempos de Ezequiel Dios está buscando hombres y mujeres que intercedan a favor de este mundo, ya que no quisiéramos oír de Él: “no los hallé”.

El pararse sobre la brecha es una metáfora que alude a la acción de interceder.

Hoy en día existe una brecha entre Dios y el hombre que un intercesor intenta reparar.


Si miramos los pasajes de Isaías vemos que Dios, al no encontrar un mediador humano calificado para representar al caído Israel, provee una salvación.

 

En tiempos de Ezequiel el mismo Dios dice que todo lo que estaban sucediendo podía haberse evitado si tan sólo hubiera uno que intercediera a favor de la tierra.


Si entendiéramos el poder de la intercesión, haríamos que muchas cosas a nuestro alrededor cambiaran y quizás evitaríamos muchas circunstancias difíciles.


Dios siempre buscó mediadores ángeles, patriarcas, profetas, reyes y sacerdotes para obrar a nuestro favor, pero se cansó de la dureza del corazón de los hombres y tuvo que tomar la decisión más difícil y trascendental de la historia para poder salvarnos.

Esa decisión fue enviar a su propio Hijo como el único calificado, apto y totalmente bueno para ser el Mediador de un nuevo pacto.

Jesús cumplió a cabalidad su misión en la cruz, se paró en la brecha que nos separaba del Padre quitando todo abismo que se interponía y darnos acceso directo a su presencia.


Fue el único mediador, y sigue siendo nuestro mediador, que satisface la demanda divina.

Por eso, sentado a la diestra del Padre sigue intercediendo en favor de nosotros.

En otras palabras, en toda la tierra no existe otro mediador, sino Jesús, el Hijo de Dios.

1Timoteo 2:5; Hebreos 9:15; Juan 14:6; Hebreos 4:14-16 etc.

 

1Timoteo 2:5 Pues hay sólo un Dios y sólo un Mediador que puede reconciliar a la humanidad con Dios, y es el hombre Cristo Jesús.

 

Hebreos 9:15 Por eso él es el mediador de un nuevo pacto entre Dios y la gente, para que todos los que son llamados puedan recibir la herencia eterna que Dios les ha prometido. Pues Cristo murió para librarlos del castigo por los pecados que habían cometido bajo ese primer pacto.

 

Hebreos 4:14-16 Por lo tanto, ya que tenemos un gran Sumo Sacerdote que entró en el cielo, Jesús el Hijo de Dios, aferrémonos a lo que creemos. Nuestro Sumo Sacerdote comprende nuestras debilidades, porque enfrentó todas y cada una de las pruebas que enfrentamos nosotros, sin embargo él nunca pecó. Así que acerquémonos con toda confianza al trono de la gracia de nuestro Dios. Allí recibiremos su misericordia y encontraremos la gracia que nos ayudará cuando más la necesitemos.

 

 

Igualmente nos ha dado el ministerio de la intercesión para que estemos delante de Él, a favor de otras personas que necesitan que oremos por sus necesidades y para que este mundo en decadencia sea iluminado por la luz de Cristo.

Ahora recordemos que cuando una persona requiere que le apoyemos en oración, esta persona debe obligatoriamente caminar en obediencia y fidelidad en la palabra de Dios, para que así se cumpla su petición de acuerdo a la voluntad de Dios.

Por esa causa todo cristiano verdadero, debe estar listo en todo tiempo y fuera de tiempo, cuando el Señor nos busque para interceder y así nos halle dispuestos.

 

Hechos 6:1-4 Pero, al multiplicarse los creyentes* rápidamente, hubo muestras de descontento. Los creyentes que hablaban griego se quejaban de los que hablaban hebreo diciendo que sus viudas eran discriminadas en la distribución diaria de los alimentos. De manera que los Doce convocaron a todos los creyentes a una reunion. Dijeron: «Nosotros, los apóstoles, deberíamos ocupar nuestro tiempo en enseñar la palabra de Dios, y no en dirigir la distribución de alimento. Por lo tanto, hermanos, escojan a siete hombres que sean muy respetados, que estén llenos del Espíritu y de sabiduría. A ellos les daremos esa responsabilidad. Entonces nosotros, los apóstoles, podremos dedicar nuestro tiempo a la oración y a enseñar la palabra».

 

Ser intercesor tiene una doble responsabilidad, no sólo es hacer vallado lo que sugiere restaurar la brecha que el enemigo ha puesto sobre muchas personas para separarlas de Dios, sino colocarnos de tal manera en la brecha para detener su avance, esto implica una oración de guerra espiritual.


El pecado ha abierto una horrenda brecha en la muralla protectora de Dios sobre la humanidad, lo que hace que el enemigo entre por ahí a dañar y destruir las vidas.

 

Igual como en los viñedos del pueblo de Judá, que cuando se abría una brecha alguien se paraba allí hasta repararla totalmente y evitar así que entraran intrusos a dañar la viña.

 

Hoy más que nunca Dios busca intercesores que se paren en la brecha y sirvan de vínculo entre la necesidad humana y la misericordia divina.


El vallado protector sobre nuestras familias, nuestra nación e inclusive sobre nuestra iglesia se ha ido deteriorando por el pecado y la falta de búsqueda de Dios.

 

El temor se apodera de muchos que en vez de recurrir a la oración buscan solución en falsos dioses, aumentando más la brecha de separación con Dios.


Por eso Dios busca y levanta intercesores que puedan vigilar y ayudar mediante la oración.

Necesitamos orar unos por otros constantemente, en todo tiempo y como dice Santiago 5:16

Santiago 5:16 Confiésense los pecados unos a otros y oren los unos por los otros, para que sean sanados. La oración ferviente de una persona justa tiene mucho poder y da resultados maravillosos.

 

Dios está llamando creyentes que cumplan los requisitos en favor de la humanidad como los apóstoles y diáconos del primer siglo.

Aquí entra la pregunta: ¿Cuánto estoy orando por los demás en estos momentos de oscuridad, dolor y muerte en el mundo?

El Señor nos ha llamado a interceder y sólo necesita corazones dispuestos llenos de misericordia y compasión por sus semejantes que acudan a Él en favor del prójimo.

 

Malaquías 4:1-3 * El SEÑOR de los Ejércitos Celestiales dice: «El día del juicio se acerca, ardiente como un horno. En aquel día el arrogante y el perverso serán quemados como paja. Serán consumidos, desde las raíces hasta las ramas. »Sin embargo, para ustedes que temen mi nombre, se levantará el Sol de Justicia con sanidad en sus alas.* Saldrán libres, saltando de alegría como becerros sueltos en medio de los pastos. El día en que yo actúe, ustedes pisotearán a los perversos como si fueran polvo debajo de sus pies, dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales.

 

Dios siempre ha buscado personas para ser usadas por Él y que cumplan sus propósitos.

Por eso en su Palabra vemos muchos ejemplos de hombres que, de alguna manera con su oración y acciones, trataron de detener el castigo de Dios sobre la humanidad por causa del pecado y la idolatría.

 

Vemos a Abraham intercediendo por Sodoma y Gomorra cuando el Señor le declaró que la iba a ser destruida por su inmoralidad y corrupción.

 

Abraham se convierte en uno de los intercesores más extraordinarios, apelando a la misericordia de Dios sobre los pocos justos que quizás habría en ese pueblo.

Con su oración permitió que Lot su sobrino y su familia, se salvaran de la destrucción.


Nehemías oró por su pueblo de una manera tan fervorosa que Dios alineó todo de modo tan perfecto, que logró no sólo la reconstrucción de Jerusalén sino la reforma espiritual de la nación entera.


Ahora Dios nos ha colocado a ti y a mí para ser intercesores en favor del mundo de hoy y comprendamos que la oración del justo puede mucho, si camina en obediencia y fidelidad ante Dios.

 

Las diferencias entre Abraham y Nehemías eran grandes, pues para Sodoma y Gomorra no había ninguna promesa a la cual aferrarse para interceder y Abraham sólo apeló al amor y la misericordia de Dios, mientras que para el pueblo de Israel había muchas promesas a las que Nehemías acude para orar por arrepentimiento, misericordia y perdón.


Iglesia, la Palabra de Dios está llena de promesas, que podemos tomar en el momento de interceder por la necesidad de otros y aun por la necesidad espiritual del mundo.

 

Por eso, estas promesas nos deben hacer recordar por qué Dios está buscando gente dispuesta a orar y levantar vallado por la salvación del mundo.

 

Hoy somos los elegidos para dar respuesta a esta generación que está en tanta desolación, tanto dolor, tanta enfermedad, muerte y destrucción.

Dios por nuestra obediencia y fidelidad ante ÉL, nos usará tan extraordinariamente como Abraham y Nehemías, para traer palabra a la vida de las personas, como mantener la fe y para ser testimonio durante este duro tiempo que nos tocó vivir.


Ya para terminar, pidamos al Espíritu Santo nos guíe a la verdad para ser esos instrumentos de Dios en este tiempo y dejemos de pensar solamente en los beneficios terrenales, en la sanidad física y la prosperidad económica y llevar a la gente a buscar lo más importante, la paz espiritual y la salvación de sus almas.


Nosotros los que tememos su nombre tenemos la esperanza en Jesucristo nuestro “Sol de Justicia”, la luz para el mundo y el Salvador que ha venido para rescatar y sanar a todos los seres humanos. Amen.

Gracia y Paz.

Pastor y Administrador, Rogers Infante.

Que Dios te bendiga.

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