BIENVENIDOS

Gracia y Paz en Cristo Jesús, Amados, soy el Pr. Rogers Infante. Discípulo de la obra de Dios, Promotor y fundador de la Iglesia Cristiana Palabra y Amor. Doy gracias a Dios por la posibilidad que nos da, de poder llevar su evangelio por medio de la palabra escrita a todos sus hogares y sitio de trabajo. Con la intención de poder compartirlos con todos ustedes ya que está en evidencia la gran necesidad de contar con material netamente de evangelización, que sirviera para llegarles en forma de mensajes. Muchas almas han encontrado a Cristo, por este medio, cuyo fin, es que la "palabra de Dios corra y sea glorificada" (2 Ts 3:1). Amados, la venida de Nuestro Señor Jesucristo a buscar a su iglesia, esta cerca. Por tal motivo el enemigo de las almas, Satanás, aprovechará en este último tiempo para engañar a cuantos pueda en este mundo; lo cual la Biblia nos advierte que no ignoremos sus maquinaciones. (2Co.2:11). Vivimos una era de engaños, donde se predica un falso evangelio facilista y meramente emocional. Además de otras ciertas doctrinas ortodoxas de la cristiandad, debemos estar alertados de estos lobos rapaces disfrazados de ovejas y que por dentro son unos Anatemas que venden el evangelio de JESÚS, La doctrina del "arrepentimiento de pecados" es rara vez predicada como se debe. La salvación por gracia se ha desvirtuado y las perdiciones son basadas en discursos que tienen mucho de sensacionalismo, pero carentes de fundamento bíblico vital para la genuina conversión de las almas. (Heb.4:12).Por tal motivo es necesario, predicar un evangelio fiel a la Biblia. Tu testimonio personal y tu vida de consagración a los pies de Cristo, es el arma más poderosa, para llevar la palabra de Dios.

¡Que tu vida, y la mía, sean solo para LA GLORIA DE DIOS!

viernes, 1 de mayo de 2020

DIOS NOS ESCUCHA.

DIOS NOS ESCUCHA.

Isaías 65:21-25 En esos días, la gente habitará en las casas que construya y comerá del fruto de sus propios viñedos. A diferencia del pasado, los invasores no les quitarán sus casas ni les confiscarán sus viñedos. Pues mi pueblo vivirá tan larga vida como los árboles, y mis escogidos tendrán tiempo para disfrutar de lo adquirido con su arduo trabajo. No trabajarán en vano, y sus hijos no estarán condenados a la desgracia, porque son un pueblo bendecido por el SEÑOR, y sus hijos también serán bendecidos. Les responderé antes que me llamen. Cuando aún estén hablando de lo que necesiten, ¡me adelantaré y responderé a sus oraciones! El lobo y el cordero comerán juntos. El león comerá heno, como el buey; pero las serpientes comerán polvo. En esos días, nadie será herido ni destruido en mi monte santo. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado! ».

Dios siempre está dispuesto para oír al que le busca verdaderamente.
Y lo más sorprendente es que Él, responderá antes de que le llame y aun cuando esté hablando, Él se adelanta y responde sus oraciones.

Que hermosa promesa la de nuestro amado Padre.
Cada día está esperando a que entremos en su presencia y antes de que hablemos, ya conoce las intenciones de nuestro corazón.
Él sabe y conoce de qué tenemos necesidad.

Siempre está atento a escuchar nuestro clamor, el Salmo 16:7-11 y 18:6 dice:
Salmos 16:7-10 Bendeciré al SEÑOR, quien me guía; aun de noche mi corazón me enseña. Sé que el SEÑOR siempre está conmigo; no seré sacudido, porque él está aquí a mi lado. Con razón mi corazón está contento y yo me alegro; * mi cuerpo descansa seguro, porque tú no dejarás mi alma entre los muertos* ni permitirás que tu santo* se pudra en la tumba. Me mostrarás el camino de la vida, me concederás la alegría de tu presencia y el placer de vivir contigo para siempre. *

Salmos 18:6 Pero en mi angustia, clamé al SEÑOR; sí, oré a mi Dios para pedirle ayuda. Él me oyó desde su santuario; mi clamor llegó a sus oídos.

Uno de los más graves problemas de la comunicación entre los seres humanos es que no sabemos escuchar.
Siempre están interrumpiendo al otro y exponiendo su propio punto de vista.
Por esto, muchas relaciones han fracasado al no saber escuchar y hoy las personas solo necesitan ser oídas para entenderlas.

Si necesitamos conocer y ayudar a otros, debemos empezar por aprender a escucharlos.
Qué reconfortante saber que Dios siempre tiene oídos para oírnos.
Dios conoce los anhelos de nuestro corazón y nuestras necesidades.
Lo triste es que muchos no se compenetran en Dios, en obediencia y fidelidad, y por esa causa, no son bendecidos.

Isaias 59:1-5 ¡Escuchen! El brazo del SEÑOR no es demasiado débil para no salvarlos, ni su oído demasiado sordo para no oír su clamor. Son sus pecados los que los han separado de Dios. A causa de esos pecados, él se alejó y ya no los escuchará. Las manos de ustedes son manos de asesinos, y tienen los dedos sucios de pecado. Sus labios están llenos de mentiras y su boca vomita corrupción. A nadie le importa ser justo y honrado; las demandas legales de la gente se basan en mentiras. Conciben malas acciones y después dan a luz el pecado. Incuban serpientes mortales y tejen telas de araña. El que caiga en sus telarañas morirá, y aun acercarse a ellas será peligroso.

La mentira y la excusa es el principal obstáculo para no ser bendecido.
Pero para los hijos de Dios, no hay ningún obstáculo de parte de Dios para que atienda nuestras oraciones.
Dios escucha el clamor de sus hijos, y acude de inmediato a ellos, ya que Él, se deleita en contestar y obrar en la vida de cada uno de nosotros sus hijos fieles y obedientes.

Pero hay cosas en nuestra vida que pueden estar estorbando nuestra oración.
Los obstáculos no vienen de parte de Dios sino de nosotros mismos.
Por eso es muy importante que examinemos nuestro corazón y pidamos a Dios que nos muestre cuál es la barrera que está impidiendo que nuestra oración llegue a sus oídos.

Puede ser la falta de fe, nuestro pecado, el desconocimiento de su Palabra, nuestro corazón duro, etc. entonces nos preguntamos:
¿Cómo pretender que Él nos escuche si antes no le escuchamos a Él a través de su Palabra?

Salmos 5:1-7 Oh SEÑOR, óyeme cuando oro; presta atención a mi gemido. Escucha mi grito de auxilio, mi Rey y mi Dios, porque sólo a ti dirijo mi oración. SEÑOR, escucha mi voz por la mañana; cada mañana llevo a ti mis peticiones y quedo a la espera. Oh Dios, la maldad no te agrada; no puedes tolerar los pecados de los malvados. Por lo tanto, los orgullosos no pueden estar en tu presencia, porque aborreces a todo el que hace lo malo. Destruirás a los que dicen mentiras; el SEÑOR detesta a los asesinos y a los engañadores. Gracias a tu amor inagotable, puedo entrar en tu casa; adoraré en tu templo con la más profunda reverencia.
Si queremos tener una vida espiritual y vivir el gozo de la oración contestada, necesitamos eliminar todo aquello que se interpone en nuestra comunión con Dios.

Como dije anteriormente, Dios siempre está presto para oír nuestro clamor, el problema no es de Él, el problema es de nosotros, que, con nuestras actitudes negativas, con nuestras arrogancias y desobediencia e infidelidad ante Cristo y su iglesia, colocamos obstáculos a nuestra oración.

En primer lugar, rehusarse a escuchar la Palabra de Dios, es pecado.
El Señor estableció una relación con nosotros para que le hablemos a través de la oración y Él nos responde a través de su Palabra.

Nuestra vida de oración no debe ser un monólogo, sino un diálogo, porque Dios nos escuchará si nosotros también escuchamos su voz.
Dice Proverbios 28.
Proverbios 28:5-10 Los malvados no comprenden la justicia, pero los que siguen al SEÑOR la entienden a la perfección. Es mejor ser pobre y honesto que ser rico y deshonesto. Los jóvenes que obedecen la ley son sabios, los que tienen amigos desenfrenados traen vergüenza a sus padres.* Los ingresos que se obtienen por cobrar altos intereses terminarán en el bolsillo del que trata bien a los pobres. Dios detesta la oración del que no hace caso de la ley. El que lleva a la gente buena por mal camino caerá en su propia trampa, pero los honrados heredarán cosas buenas.

Dios no puede escuchar la oración si hay pecado inconfeso en nuestra vida.
Dios no puede escuchar la oración si no hay arrepentimiento verdadero.

Dice Isaias 59:2 Son sus pecados los que los han separado de Dios. A causa de esos pecados, él se alejó y ya no los escuchará.
El pecado obstaculiza los favores de Dios.
Esa barrera está puesta por nosotros, por eso debemos arrepentirnos y confesar nuestro pecado para restaurar nuestra comunión con Dios, y así caminar en obediencia y fidelidad.

Cuando somos orgullosos también estorbamos la oración.
Salmos 138:6 Aunque el SEÑOR es grande, se ocupa de los humildes, pero se mantiene distante de los orgullosos.
Así mismo cuando pedimos con egoísmo, lo que hacemos es pensar sólo en nosotros mismos.
Santiago 4 nos recuerda:
Santiago 4:2-3 Desean lo que no tienen, entonces traman y hasta matan para conseguirlo. Envidian lo que otros tienen, pero no pueden obtenerlo, por eso luchan y les hacen la guerra para quitárselo. Sin embargo, no tienen lo que desean porque no se lo piden a Dios. Y, aun cuando se lo piden, tampoco lo reciben porque lo piden con malas intenciones: desean solamente lo que les dará placer.
Iglesia, Dios quiere contestarnos, pero necesitamos hacer cambios en nuestras vidas para que nuestras oraciones lleguen a sus oídos.

Salmos 63:1-2 Oh Dios, tú eres mi Dios; de todo corazón te busco. Mi alma tiene sed de ti; todo mi cuerpo te anhela en esta tierra reseca y agotada donde no hay agua. Te he visto en tu santuario y he contemplado tu poder y tu gloria.

 

Si queremos ver el poder y la gloria de Dios en nuestras vidas, nuestra prioridad debe ser buscarlo cada día y pedirle que nos llene de su Santo Espíritu.

Necesitamos perseverar en la oración y la meditación de su Palabra.
Santiago 1 nos recuerda:
Santiago 1:6-8 Pero, cuando se la pidan, asegúrense de que su fe sea solamente en Dios. Y no duden, porque una persona que duda tiene la lealtad dividida y es tan inestable como una ola del mar que el viento arrastra y empuja de un lado a otro. Esas personas no deberían esperar nada del Señor; su lealtad está dividida entre Dios y el mundo, y son inestables en todo lo que hacen.

La duda es uno de los más grandes estorbos para que el Señor oiga nuestras peticiones y dé respuesta a nuestras vidas.
Cuando nuestra fe es inconstante nos compara con las olas del mar que van y vienen, pero nunca están firmes.

Otro gran estorbo en la oración está en Hebreos 12.
Hebreos 12:11-15 Ninguna disciplina resulta agradable a la hora de recibirla. Al contrario, ¡es dolorosa! Pero después, produce la apacible cosecha de una vida recta para los que han sido entrenados por ella. Por lo tanto, renueven las fuerzas de sus manos cansadas y fortalezcan sus rodillas debilitadas. Tracen un camino recto para sus pies, a fin de que los débiles y los cojos no caigan, sino que se fortalezcan. Esfuércense por vivir en paz con todos y procuren llevar una vida santa, porque los que no son santos no verán al Señor. Cuídense unos a otros, para que ninguno de ustedes deje de recibir la gracia de Dios. Tengan cuidado de que no brote ninguna raíz venenosa de amargura, la cual los trastorne a ustedes y envenene a muchos.
La amargura nos impide alcanzar la gracia de Dios y contamina a todos los que nos rodean.
Si no hay favor de Dios en nuestra vida nuestras oraciones no encontrarán eco en su corazón.

Estar mal con otros es una de las barreras para que nuestra oración no llegue a Dios.
Mateo 5:23-26 »Por lo tanto, si presentas una ofrenda en el altar del templo y de pronto recuerdas que alguien tiene algo contra ti, deja la ofrenda allí en el altar. Anda y reconcíliate con esa persona. Luego ven y presenta tu ofrenda a Dios. »Cuando vayas camino al juicio con tu adversario, resuelvan rápidamente las diferencias. De no ser así, el que te acusa podría entregarte al juez, quien te entregará a un oficial y te meterán en la cárcel. Y, si eso sucede, te aseguro que no te pondrán en libertad hasta que hayas pagado el último centavo.*

Si hemos lastimado y ofendido a alguien, Dios no nos escucha.
Si no hay perdón no hay respuesta a nuestra oración.
El maltrato conyugal, hacen que el Señor cierre sus oídos al clamor.
Él, ama la familia y quiere que demos honra a cada uno como corresponde y que nuestras relaciones no sean ásperas.

Dice 1Pedro 3 y con esto termino.
1Pedro 3:1-7 De la misma manera, ustedes esposas, tienen que aceptar la autoridad de sus esposos. Entonces, aun cuando alguno de ellos se niegue a obedecer la Buena Noticia, la vida recta de ustedes les hablará sin palabras. Ellos serán ganados al observar la vida pura y la conducta respetuosa de ustedes. No se interesen tanto por la belleza externa: los peinados extravagantes, las joyas costosas o la ropa elegante. En cambio, vístanse con la belleza interior, la que no se desvanece, la belleza de un espíritu tierno y sereno, que es tan precioso a los ojos de Dios. Así es como lucían hermosas las santas mujeres de la antigüedad. Ellas confiaban en Dios y aceptaban la autoridad de sus maridos. Por ejemplo, Sara obedecía a su esposo, Abraham, y lo llamaba «señor». Ustedes son sus hijas cuando hacen lo correcto sin temor a lo que sus esposos pudieran hacer. De la misma manera, ustedes maridos, tienen que honrar a sus esposas. Cada uno viva con su esposa y trátela con entendimiento. Ella podrá ser más débil, pero participa por igual del regalo de la nueva vida que Dios les ha dado. Trátala como es debido, para que nada estorbe tus oraciones.

Es tiempo de evaluar nuestra vida y ver si hay algunos de estos obstáculos impidiendo que no recibamos lo que pedimos.
Iglesia, usted tiene la palanca de la obediencia.
Y esta en usted el activarla, o seguir en la mentira y la duda.
Gracia y Paz.
Pastor y Administrador, Rogers Infante.
Que Dios te bendiga.

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